(El Economista, 16-09-2024) | Laboral

La cifra representa una disminución de 14.471 asalariados, un 1,65% menos en comparación con el mismo mes del año anterior. Esto marca dos meses consecutivos de caída interanual, algo que no había ocurrido desde la implementación de la reforma laboral. El Gobierno ha utilizado esta tendencia como argumento para dar por concluida la controversia en torno a estos empleos, pero no tiene en cuenta que, durante ese mismo periodo, el número de "demandantes con relación laboral" (categoría que el SEPE utiliza para clasificar a los fijos discontinuos inactivos) ha aumentado en 92.891 personas, un 13%, alcanzando un nuevo récord de 782.336.

En la rueda de prensa sobre los datos de paro y afiliación, el secretario de Estado de Seguridad Social, Borja Suárez, destacó la "estabilización" de estos afiliados, que representan el 5% del total de asalariados y el 6,6% de quienes tienen contrato indefinido. "Con esto deberíamos dar por concluido todo el debate sobre los fijos discontinuos", afirmó.

El "debate" al que se refería Suárez es doble. Por un lado, está la volatilidad de esta modalidad particular de contratos indefinidos, que según las estadísticas de la Seguridad Social, ha crecido considerablemente tras la reforma. Aunque ahora representan el 5,1% de los asalariados (frente al 2% antes de la reforma), su paso a la inactividad ha provocado el 19,7% de las bajas de afiliación, un porcentaje solo superado por la finalización de contratos temporales. Antes de la reforma, este porcentaje apenas llegaba al 2%.

En otras palabras, la rotación laboral de estos contratos ha aumentado significativamente en comparación con su peso en el empleo. Aunque la atención suele centrarse en los datos de afiliación, que se publican como saldos al final de cada mes o en promedio mensual, la volatilidad diaria del empleo, especialmente en lo que respecta a los diferentes tipos de contrato, a menudo pasa desapercibida.

El segundo aspecto de la controversia tiene que ver con el paso a la inactividad. En este estado, el trabajo no finaliza, sino que se "suspende"; el empleado no recibe salario ni cotiza como afiliado hasta que es llamado nuevamente. Durante este tiempo, el trabajador puede registrarse como demandante de empleo y solicitar una prestación por desempleo si ha cotizado lo suficiente. Sin embargo, no es contabilizado como desempleado registrado, sino como "demandante con relación laboral" porque el contrato sigue vigente.

El aumento de esta categoría desde la reforma laboral ha generado polémica sobre la posible manipulación de las cifras de desempleo. En el último año, los parados registrados han disminuido en 130.579 personas, mientras que los demandantes con relación laboral han aumentado en 92.891. En 2023, hubo meses en los que el crecimiento de los demandantes fue mayor que la reducción del número de parados.

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