(Cinco Días, 04-04-2025) | Mercantil, civil y administrativo

Donald Trump ha materializado finalmente la guerra arancelaria que ha mantenido en vilo al mundo desde su regreso a la Casa Blanca. El presidente de Estados Unidos anunció el miércoles 2 de abril la imposición de aranceles mínimos del 10% para todos los países, que en el caso de la Unión Europea alcanzarán el 20%, y que entrarán en vigor en los próximos días. Sectores como la industria automotriz, la agricultura y el consumo masivo serán los más afectados por esta medida, lo que anticipa un encarecimiento de los precios de estos productos.

Desde su victoria en las elecciones de noviembre, Trump advirtió que haría efectiva una de sus principales promesas de campaña: aplicar los llamados aranceles "recíprocos" a aquellos socios comerciales que, según él, han aprovechado a EE.UU. mediante tarifas desleales en sus exportaciones. Durante la rueda de prensa en la Rosaleda de la Casa Blanca, antes de firmar el decreto, afirmó que estas naciones han "estafado" a su país con los impuestos que imponen a las importaciones estadounidenses. Su objetivo es reducir el déficit comercial con países que venden más a EE.UU. de lo que le compran. En el caso de la Unión Europea, la Casa Blanca ha puesto el foco en el impuesto al valor añadido (IVA), al considerarlo una barrera para los productos estadounidenses en el mercado europeo.

El argumento detrás de esta estrategia proteccionista es aumentar la recaudación y fomentar la producción nacional. No obstante, los expertos advierten que la escalada arancelaria podría ser más perjudicial para la economía de EE.UU. que para la del resto del mundo, ya que elevará los costos de producción y consumo. Antonio Bonet, presidente del Club de Exportadores e Inversores Españoles, alertó que estas medidas podrían frenar significativamente el crecimiento económico global y disparar la inflación, afectando tanto a los consumidores como a los sectores industriales. La entidad prevé una reducción en el comercio internacional, lo que impactaría negativamente en el PIB mundial.

El Banco de España, en un informe publicado en febrero, señaló que el impacto de la guerra comercial en España sería menor en comparación con otros países europeos, debido a su menor exposición comercial con EE.UU. Actualmente, la balanza comercial entre ambas naciones favorece a EE.UU., con un superávit de cerca de 10.000 millones de euros en el último año. Sin embargo, el organismo advierte que, si la Unión Europea responde con represalias, la afectación podría ser mayor, aunque estima que el PIB español solo disminuiría un 0,11% en los próximos tres años.

El arancel general del 10% para todas las importaciones entrará en vigor el 5 de abril, mientras que las tarifas específicas para cada país, como el 20% para la Unión Europea, se aplicarán a partir del 9 de abril. "La Unión Europea es un negociador duro. Nos cobran aranceles del 39%, así que nosotros les aplicaremos el 20%", declaró Trump mientras exhibía un gráfico con las tasas que impondrá a diversas naciones.

De acuerdo con datos del Club de Exportadores, las exportaciones españolas a EE.UU. en 2024 alcanzaron los 5.200 millones de euros en maquinaria y material eléctrico, 3.500 millones en el sector químico-farmacéutico y 3.400 millones en agroalimentación. En la industria metalúrgica, las ventas llegaron a 540 millones de euros, de los cuales 413 millones correspondieron a hierro y acero, y 123 millones a metales no ferrosos como el aluminio.

El sector del automóvil será uno de los más golpeados por la guerra comercial. Trump ha establecido un arancel del 25% a la importación de vehículos de pasajeros (sedanes, SUV, crossovers, minivans, furgonetas de carga) y camiones ligeros, además de gravar componentes esenciales como motores, transmisiones y sistemas eléctricos. Justificó esta medida alegando que la Unión Europea ya impone un arancel superior al 10% y un IVA del 20% a los automóviles estadounidenses.

Uno de los efectos más inmediatos será el aumento del precio de los vehículos en EE.UU., ya que muchas de sus piezas provienen del extranjero. Además, la industria automotriz ya estaba afectada por los aranceles del 25% sobre el acero y el aluminio importado, en vigor desde el 12 de marzo. En 2024, la mitad de los 16 millones de coches comprados en EE.UU. fueron importados, por lo que esta medida podría encarecer considerablemente el mercado. La Casa Blanca estima que la recaudación por estos aranceles ascenderá a 100.000 millones de dólares.

Según Trump, otra de las razones detrás de los aranceles es proteger a los agricultores y ganaderos estadounidenses, quienes -según él- han sido "perjudicados a nivel mundial". En el caso de España, EE.UU. mantiene un déficit comercial en el sector agroalimentario: en 2024, las exportaciones españolas a EE.UU. alcanzaron los 3.609 millones de euros, mientras que las importaciones de productos estadounidenses sumaron 2.051 millones.

El aceite de oliva es el producto estrella de las exportaciones españolas, con ventas que superan los 1.000 millones de euros en 2024, representando el 31% del aceite que EE.UU. compra a nivel mundial. Otro sector vulnerable es el vinícola, siendo el segundo mayor producto agroalimentario exportado a EE.UU. En 2024, España vendió casi 334,8 millones de euros en vino al mercado estadounidense, quedando por detrás de Francia, Italia y Nueva Zelanda.

La Administración Trump ya ha amenazado con imponer un arancel del 200% a las bebidas alcohólicas, en respuesta a las medidas europeas sobre productos estadounidenses como el bourbon, los vaqueros Levi's y las motocicletas Harley-Davidson. Sin embargo, Bruselas ha decidido congelar temporalmente su respuesta en espera de una posible negociación con Washington.

La incertidumbre generada por estas restricciones ha encendido las alarmas en el sector vinícola español. Bodegas y exportadores han comenzado a analizar estrategias para mitigar el impacto, según el despacho Abencys. La Federación Española del Vino (FEV) advierte que estas tarifas pueden suponer un duro golpe para el sector, ya que EE.UU. es su segundo mayor mercado de exportación y el principal destino de los vinos espumosos.

El comercio de productos alimenticios, textiles y de cuidado personal también se verá afectado por los aranceles a las importaciones provenientes de la Unión Europea y otros grandes exportadores como China (54%, combinando el 34% adicional y el 20% previo), México y Canadá, que ya enfrentaban un 25%. Grandes empresas como H&M, Puig, Kering, Levi Strauss y Adidas han advertido sobre el impacto en sus costos y la posibilidad de trasladar parte de ese encarecimiento a los consumidores. Marc Puig, presidente de la firma de cosméticos Puig, admitió que la subida de precios es una opción ineludible para compensar los nuevos aranceles.

El sector farmacéutico también podría entrar en la lista de productos gravados. Trump mencionó los medicamentos en su discurso, lo que ha generado incertidumbre en una industria que hasta ahora había estado al margen de las disputas comerciales.

Por otro lado, la nueva política arancelaria también afecta a Venezuela y, en consecuencia, a Repsol. EE.UU. ha revocado los permisos de exportación de crudo desde Venezuela, aplicando un arancel del 25% a los países que importen petróleo y gas venezolano. Esta decisión afecta directamente a la petrolera española, que en 2024 produjo en Venezuela un promedio de 67 millones de barriles diarios y mantiene una exposición de 504 millones de euros en el país. En este panorama de incertidumbre, las consecuencias de la guerra arancelaria de Trump siguen desarrollándose, con potenciales represalias y un impacto económico global aún difícil de cuantificar.

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