(El País, 09-10-2024) | Mercantil, civil y administrativo

A una semana de que venza el plazo para que los Estados miembros envíen sus planes presupuestarios a Bruselas, el Gobierno ha anunciado que retrasará su entrega. La Comisión Europea no ha recibido bien la noticia. Ayer ya advirtió que su "flexibilidad es limitada" y ha recordado a Madrid que la fecha límite para remitir los planes es el 15 de octubre.

El Ejecutivo comunitario insiste en que los Estados miembros deben cumplir los plazos fijados, especialmente en estos últimos meses del año, que son cruciales antes de que en 2025 entren en vigor las nuevas reglas fiscales. Estas reglas establecen que el déficit y la deuda pública no deben superar el 3% y el 60% del PIB, respectivamente. Aunque la fecha no es estricta, Bruselas espera que los Gobiernos presenten sus planes presupuestarios para el 15 de octubre o poco después.

Esta expectativa de Bruselas choca con el calendario que maneja el Gobierno español, que ayer confirmó que se retrasará en la entrega de las cuentas de 2025 a la Comisión Europea. El secretario de Estado de Economía, Carlos Cuerpo, argumentó que la Comisión había solicitado a los países no enviar prórrogas de los planes presupuestarios, sino que estos incluyeran medidas concretas. Por ello, España retrasaría la presentación de sus cuentas.

El tramo final del año será intenso tanto para Bruselas como para los Estados miembros. Con el regreso de las reglas fiscales, que habían sido suspendidas durante la pandemia, y un nuevo marco de gobernanza económica, los Gobiernos debían haber presentado sus planes de ajuste fiscal a cuatro años el 20 de septiembre. Sin embargo, Cuerpo advirtió que este plazo se pospondría al 15 de octubre para entregarlo junto con el plan presupuestario.

A pesar de ello, ayer confirmó que, aunque se cumpliría con la entrega del primero de los documentos la próxima semana, las cuentas no llegarán a Bruselas hasta más tarde. La Comisión, en un esfuerzo por acelerar el proceso antes de final de año, había solicitado a los países que enviaran solo presupuestos que incluyeran medidas, pero esto no significa que puedan saltarse los plazos.

El comisario de Economía, Paolo Gentiloni, fue claro al respecto. Ayer, en una rueda de prensa tras el Eurogrupo en Luxemburgo, afirmó que la "flexibilidad de la Comisión Europea es limitada". Además, explicó que el plan fiscal estructural y el plan presupuestario deben estar coordinados. De hecho, la presentación de un plan a cuatro años sin unas cuentas claras para 2025 dejaría sin efecto el plan fiscal del Gobierno español.

El verdadero desafío radica en la capacidad del Ejecutivo español para aprobar unas cuentas en un Congreso donde tiene dificultades para asegurar los apoyos necesarios. La senda fiscal presentada en julio fue rechazada por Junts y no volvió a debatirse en el Congreso, como estaba previsto hace una semana, debido a la escasa probabilidad de que fuese aprobada. Esta senda es fundamental para elaborar los presupuestos. El envío de las cuentas solo requiere ser aprobado por el Consejo de Ministros para ser remitido a Bruselas, pero la senda fiscal es el paso previo necesario para delinear los presupuestos, que luego deben enfrentarse a su tramitación en el Congreso.

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