(El Economista, 14-01-2025) | Laboral
A pocos días de la celebración anual del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, el organismo ha publicado su nueva edición del 'Informe sobre el Futuro de los Trabajos', un análisis de los retos que enfrentarán los mercados laborales a nivel global en los próximos cinco años. El capítulo dedicado a España destaca por resaltar una propuesta política concreta: la necesidad de una "mayor flexibilidad para establecer los salarios". Esta postura es respaldada por el 49% de los empleadores españoles, frente al 38% de la media global, lo que sitúa a España como el país con mayor apoyo a esta medida, solo superado por Zimbabue.
El 'Future of Jobs Report', elaborado cada dos años, analiza el impacto de la transformación tecnológica y económica en el empleo y plantea reformas para enfrentarlos. En su última edición, se entrevistó a 1.043 empresas líderes de 55 países, representando a más de 14 millones de trabajadores.
En el caso español, el informe subraya que factores como el aumento de la inversión en descarbonización, el avance de la digitalización y el incremento del coste de vida serán determinantes en el mercado laboral entre 2025 y 2030. Además, se prevé que la implementación de la inteligencia artificial afectará al 95% de las empresas. Entre las principales barreras para la transformación, los encuestados señalan las carencias en las competencias de los trabajadores, superando incluso el "marco normativo" y la "resistencia al cambio organizativo".
Para afrontar los desafíos de disponibilidad de talento, el 60% de los empleadores en España aboga por una mayor flexibilidad en las prácticas de contratación y despido, mientras que un 49% considera esencial flexibilizar la fijación de salarios. Aunque estas demandas son relevantes, quedan por detrás de la solicitud de mayor financiación pública para la reconversión y mejora de cualificaciones (65%) y el aumento de la oferta formativa (56%). Otro 49% aboga por cambios en la regulación del teletrabajo, cifras que están alineadas con la media europea.
La necesidad de recualificar trabajadores es evidente. Según el informe, un 37% de los empleados españoles deberán adaptar sus competencias clave, una cifra ligeramente inferior al promedio global (39%), pero preocupante en un país con bajo aprovechamiento de la formación profesional y programas de recualificación interna.
Lo que llama la atención es la importancia que se da en España a la flexibilidad salarial, un tema que no figura entre las cinco principales demandas de Europa. Solo unos pocos países del continente, como Alemania (36%), Bélgica (44%), República Checa (41%), Hungría (46%) e Italia (37%), mencionan esta cuestión, con España destacando por su alta proporción.
A nivel global, la flexibilidad salarial aparece como prioridad en 19 países y cinco regiones. España solo es superada por Zimbabue y el Sudeste Asiático (50%). La demanda también es similar en Asia Oriental, aunque países como Japón, Corea del Sur y Hong Kong presentan porcentajes menores.
El concepto de "flexibilidad para establecer salarios" alude a la capacidad de las empresas para negociar directamente con los trabajadores, evitando restricciones impuestas por acuerdos colectivos o regulaciones estatales. Aunque este tema suele ser relevante en países con alto intervencionismo o fuerte negociación colectiva centralizada, sorprende su prominencia en España, donde la negociación colectiva ha estado relativamente estable desde la firma del V Acuerdo de Negociación Colectiva.
Dos factores podrían explicar esta preocupación. Por un lado, el aumento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) en un 54% desde 2018, con previsiones de un nuevo incremento del 4% en 2025, ha dificultado la adaptación de muchas pequeñas empresas. Por otro lado, la reforma laboral de 2021 limitó la prioridad de los convenios de empresa frente a los sectoriales en materia salarial, revirtiendo una de las medidas clave de la reforma de 2012, lo que ha generado una presión al alza en los salarios empresariales.
El informe señala que el 54% de las empresas españolas espera destinar una mayor parte de sus márgenes a salarios, por encima del 52% de la media global, mientras que un 41% prevé mantenerlos. Esta presión salarial refleja el impacto del aumento del coste de vida en los empleadores.