(Expansión, 18-10-2024) | Mercantil, civil y administrativo

Un paso adelante, un escalón más. El Banco Central Europeo (BCE) ha comunicado una nueva reducción en los tipos de interés, situando el coste del dinero en un 3,25%, un nivel que no se veía desde marzo del año pasado. Es la tercera vez que la autoridad monetaria baja los tipos en lo que va del año. Con esta medida, los tipos se alejan en 75 puntos básicos del máximo de financiación del 4% alcanzado en septiembre de 2023.

La marcada caída de la inflación, que en septiembre se colocó por debajo del objetivo del 2%, junto con la debilidad de los indicadores económicos, han motivado la decisión del Consejo de Gobierno. Su intención es evitar que la economía de la región se vea excesivamente afectada. "La información más reciente sobre la inflación indica que el proceso de desinflación sigue en la línea esperada. Las perspectivas de inflación también están influidas por las recientes sorpresas a la baja en los indicadores económicos", afirmó el BCE en su comunicado.

Hasta hace poco, la posibilidad de una reducción de tipos en la reunión celebrada en Brdo, cerca de Liubliana (Eslovenia), parecía lejana. Sin embargo, los últimos datos recibidos han alterado esa previsión y el BCE decidió suavizar su política monetaria, con la decisión adoptada por unanimidad.

"Todos los datos, tanto de precios como de actividad económica, así como nuestras encuestas, apuntaban a una misma dirección: una baja inflación. Tomamos la decisión correcta", declaró Christine Lagarde, presidenta del BCE. Es la primera vez en este ciclo que el organismo recorta los tipos sin presentar nuevas proyecciones macroeconómicas ni información actualizada sobre el crecimiento salarial, que es su principal preocupación para estabilizar la inflación.

Aunque se esperaba una disminución de la inflación por el efecto base del precio de la energía, Lagarde admitió que "la velocidad de esa bajada nos ha sorprendido a todos". Sin embargo, consideró esta aceleración como un indicador positivo de que "el proceso de desinflación está en marcha".

"No ignoramos lo que está ocurriendo", señaló Lagarde, al referirse a la relevancia de los inesperados datos macroeconómicos en la reducción de tipos. En septiembre, Lagarde había sugerido que había "poco tiempo" entre la reunión de ese mes, en la que ya se redujeron los tipos, y la nueva decisión de octubre. Por lo tanto, fue un movimiento que pocos en el BCE anticiparon. "Esta decisión demuestra que actuamos conforme a los datos", reiteró.

A pesar del anuncio, los inversores estaban pendientes de si esta bajada marcaba un punto de inflexión hacia una relajación monetaria más rápida o si sería una medida puntual. El BCE subrayó que sus decisiones dependerán de la nueva información disponible, manteniendo una total flexibilidad. "Las decisiones sobre los tipos de interés se basarán en la evaluación de las perspectivas de inflación, considerando los nuevos datos económicos y financieros, la dinámica de la inflación subyacente y la transmisión de la política monetaria, sin comprometerse previamente con una trayectoria específica de los tipos", confirmó el comunicado.

Aunque algunos inversores cuestionan si el BCE está llevando la política monetaria demasiado lejos, Lagarde no se mostró tan contundente como se esperaba. Reconoció que "es más probable que la inflación se mantenga por debajo del objetivo del 2% que por encima". Además, la institución adelantó que la inflación volverá a su objetivo "a lo largo del próximo año", en lugar de "en la segunda mitad del año que viene", como se mencionaba previamente, sugiriendo que los últimos datos han sido lo suficientemente bajos como para ajustar su previsión.

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