(Cinco Días, 13-12-2024) | Mercantil, civil y administrativo

El Banco Central Europeo (BCE) ha continuado con su estrategia de reducir los tipos de interés, iniciada en junio pasado. Este jueves, el Consejo de Gobierno decidió recortar el tipo en 25 puntos básicos, situándolo en el 3%. Este movimiento, ampliamente anticipado, responde a un doble objetivo: avanzar hacia una tasa neutral que no frene el crecimiento económico, en un contexto de mejora en los índices de inflación y crecientes preocupaciones por las tensiones económicas en Francia y Alemania, y al mismo tiempo transmitir un mensaje de cautela al optar por una estrategia gradual en lugar de ajustes abruptos. No obstante, el BCE no da por finalizada la lucha por la estabilidad de los precios, en línea con su postura conservadora tradicional, a menudo criticada por ser demasiado estática.

Un cambio relevante en esta decisión es la modificación del lenguaje utilizado en el comunicado oficial. La institución ha eliminado la mención al compromiso de mantener los tipos en niveles restrictivos "el tiempo que sea necesario", lo que sugiere que podrían continuar los recortes de tipos en el futuro. Christine Lagarde, presidenta del BCE, ofrecerá más detalles en una rueda de prensa programada para las 14:45.

Por otro lado, el BCE ha revisado a la baja sus proyecciones económicas. Ahora estima que el Producto Interior Bruto (PIB) de la zona euro crecerá un 0,7% en 2024, un 1,1% en 2025 y un 1,4% en 2026, con un avance del 1,3% proyectado para 2027. En cuanto a la inflación, los nuevos cálculos muestran una ligera mejora, con una media del 2,4% para este año y del 2,1% en 2024. A partir de 2026, se espera que la inflación descienda por debajo del objetivo del 2%, situándose en el 1,9%.

Esta es la cuarta rebaja de tipos en lo que va de año y la tercera consecutiva, llevando el nivel a cifras que no se veían desde marzo del año pasado. El BCE comenzó 2024 con los tipos en el 4%, y según las proyecciones del mercado, cerrará el año en el 3%, con un posible regreso al 2% en 2025. Este ritmo de ajuste es comparable al de la Reserva Federal de Estados Unidos, que también prevé reducir los tipos un punto en 2024.

Sin embargo, las realidades económicas de ambas regiones son diferentes. La eurozona enfrenta un mayor desafío en términos de crecimiento, con un enfriamiento de la economía que el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta en un aumento del PIB del 0,8% para 2024, frente al 2,8% esperado en Estados Unidos. Además, la inestabilidad política en países clave como Alemania y Francia complica aún más la situación, aumentando la presión sobre el BCE para que mantenga el impulso de la actividad económica mediante la reducción de tipos.

En el ámbito de la inflación, aunque persisten factores al alza como los incrementos salariales y los altos precios de la energía, el BCE considera que los avances en su control son sostenibles a medio plazo. No obstante, persisten riesgos asociados al impacto de nuevas políticas comerciales, como los aranceles previstos por Donald Trump, que podrían encarecer las importaciones y complicar aún más la lucha contra la inflación.

A corto plazo, esta nueva rebaja beneficia a los titulares de hipotecas a tipo variable, quienes podrían ver reducidas sus cuotas, y a aquellos que buscan financiación para adquirir vivienda. Sin embargo, también representa un desafío para los bancos, cuyos beneficios, impulsados por el encarecimiento del dinero, podrían comenzar a reducirse. Con la próxima reunión del BCE programada para el 30 de enero, los mercados estarán atentos a nuevas decisiones que confirmen la tendencia hacia una política monetaria más flexible.

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