(El Economista, 13-03-2025) | Laboral

La evolución del mercado laboral en los últimos 25 años ha afectado especialmente a los mayores de 45 años, convirtiéndolos en el grupo más perjudicado. Mientras que en febrero del año 2000 representaban el 26,5% de los desempleados registrados, en la actualidad han alcanzado el 57,4%, la cifra más alta jamás registrada en un mes de febrero. Desde agosto de 2021, esta "tasa de edadismo" ha ido batiendo récords mes tras mes, dificultando la reducción del desempleo. Si la evolución de este colectivo hubiese sido similar a la de otros grupos, el paro en España ya podría haber bajado de los 2 millones de personas, un umbral que solo se alcanzó en 2001, con 1,99 millones de desempleados.

Este fenómeno tiene un impacto significativo en el mercado de trabajo. En febrero pasado, el número de parados menores de 45 años descendió hasta 1,1 millones, lo que supone una reducción del 23,3% respecto a los 1,44 millones de 1999. Sin embargo, el desempleo entre los mayores de 45 años se sitúa en 1,49 millones, lo que supone un aumento del 169% desde entonces, cuando solo representaban el 27,7% del total. Como resultado, el número total de parados en España es de 2,59 millones, un 30,1% más que en febrero de 2001, con 600.000 personas adicionales sin empleo.

Si bien el envejecimiento de la población explica en parte esta evolución, los datos recientes reflejan que el mercado laboral también influye en esta tendencia. En periodos de creación de empleo, como el actual, la reducción del paro entre los mayores de 45 años es significativamente menor en comparación con otros grupos. Un claro ejemplo de ello se observa en la recuperación tras la pandemia.

En febrero de 2021, la crisis sanitaria elevó el desempleo por encima de los 4 millones de personas (4.008.789), de las cuales el 48% tenía 45 años o más. Cuatro años después, el paro se ha reducido un 35%, situándose por debajo de los 2,6 millones (2.593.449). Entre los menores de 25 años, la caída ha sido del 46% (de 366.403 a 194.886), el mismo porcentaje que para el grupo de 25 a 44 años (de 1.694.378 a 909.534). En cambio, entre los mayores de 45 años, la reducción ha sido de solo el 23% (de 1.948.008 a 1.489.029), elevando su peso total hasta el 57,4%.

Esta tendencia no es nueva. Tras la Gran Recesión, la brecha entre grupos fue aún más pronunciada. Entre febrero de 2013, cuando el paro alcanzó su récord de 5 millones, y febrero de 2020, antes de la pandemia, el porcentaje de desempleados mayores de 45 años aumentó del 39,1% al 51,2%. En ese período, el paro total bajó un 35%, pero con grandes diferencias: descendió un 45% entre los jóvenes, un 49% en el grupo intermedio y solo un 15% entre los seniors.

Desde el pico histórico de desempleo en 2013, el paro registrado ha caído un 48%, con descensos del 59,4% entre los menores de 25 años, del 64,9% entre los de 25 a 44 años y solo del 24,4% entre los mayores de 45 años. En este tiempo, la "tasa de edadismo" ha pasado del 39,1% al 57,4%, alcanzando su nivel más alto en febrero.

Cada mes desde agosto de 2021 ha marcado nuevos máximos históricos, aunque la estacionalidad introduce variaciones. Los meses previos a la campaña de verano (mayo y junio) muestran un aumento de esta tasa, superando el 58% en 2024, lo que indica que los mayores de 45 años tienen más dificultades para acceder a nuevas contrataciones.

Sin embargo, en periodos de crisis profunda, el "edadismo" parece perder relevancia. Durante la crisis financiera, la destrucción de empleo afectó inicialmente más a los trabajadores más jóvenes, aunque el peso de los seniors en el desempleo volvió a crecer con el tiempo. Lo mismo ocurrió en 2020 con la pandemia, cuando su proporción sobre el total disminuyó temporalmente.

Esto sugiere que, aunque en momentos de fuerte aumento del paro la discriminación por edad se atenúa, la tendencia a largo plazo es creciente. A pesar de que los datos recientes muestran una ligera estabilización de la tasa de edadismo, esto podría deberse a la desaceleración del mercado laboral, un fenómeno similar al observado en 2018 y 2019. Sin embargo, esta estabilización no implica una mejora real en la situación de los mayores de 45 años.

Cabe señalar que las cifras del paro registrado presentan ciertas limitaciones, ya que solo incluyen a quienes se inscriben como demandantes de empleo. Esto genera una infrarrepresentación de los desempleados más jóvenes, que suelen tener menos acceso a prestaciones por su escasa trayectoria laboral, mientras que los mayores de 45 años tienden a estar más presentes en las estadísticas al contar con más facilidades para acceder a subsidios y ayudas.

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