(El Periódico, 09-04-2025) | Mercantil, civil y administrativo
En lo que los mandos militares denominan un "escenario de alta intensidad", imaginemos un mar alejado de las costas españolas, tras varios días de navegación. Desde tierra, una milicia lanza un misil Qader -una versión iraní inspirada en tecnología china- dirigido contra uno de los buques más emblemáticos de la Armada española, como el portaeronaves Juan Carlos I o el buque de asalto Galicia. Este proyectil, dotado de guía inteligente y gran velocidad, resulta extremadamente difícil de interceptar con las ametralladoras de 12,7 mm que estos barcos llevan a bordo. Tras recorrer 250 kilómetros, el misil impacta...
El resultado de un ataque de estas características -con víctimas y daños graves que podrían inutilizar o hundir una pieza clave de la Flota- representa una de las peores pesadillas para cualquier alto mando naval. Este tipo de amenazas es precisamente uno de los frentes que se pretende reforzar con la reciente aprobación por parte del Gobierno de una transferencia extraordinaria de 2.084 millones de euros, enmarcada dentro de los llamados "programas de modernización" del Ministerio de Defensa.
"Se trata de una reasignación de crédito para atender contratos y programas ya comprometidos, dirigidos a la modernización, mantenimiento y mejora de las infraestructuras de Defensa", explicó la ministra Pilar Alegría tras el Consejo de Ministros. Afirmó además que el Ejecutivo mantiene un compromiso firme de alcanzar cuanto antes el objetivo del 2% del PIB destinado a gasto militar.
Aunque esta no es la mayor dotación adicional concedida a Defensa desde 2022, la partida no ha generado grandes fricciones dentro de la coalición de gobierno. La ministra de Sanidad, Mónica García, expresó que, aunque han planteado ciertas observaciones, se trata de compromisos ya adquiridos y añadió: "Necesitamos avanzar hacia una autonomía estratégica que vaya más allá del enfoque puramente militar".
Una de las debilidades estructurales de la Armada, y que ha condicionado decisiones recientes -como la no participación de España en la operación internacional en el mar Rojo contra los hutís, liderada por EE. UU.- es la falta de sistemas de defensa de punto en varios de sus buques principales. Solo las fragatas más modernas, integradas en operaciones de la OTAN, cuentan con sistemas avanzados para interceptar amenazas como misiles, drones o embarcaciones suicidas.
El ejemplo más citado entre los mandos navales occidentales es el del Moskva, el buque insignia de la flota rusa del mar Negro, hundido frente a Ucrania pese a su gran arsenal, precisamente por carecer de una defensa eficaz frente a ataques rápidos y laterales.
La inversión aprobada también se destinará a otros programas estratégicos, como simuladores para formación de pilotos y sistemas de comunicación segura, ya contemplados en la planificación del Ministerio. Sin embargo, el refuerzo de la defensa naval sigue siendo uno de los puntos más complicados de resolver, por los retrasos acumulados y la dificultad de desarrollar soluciones nacionales viables.
Cabe destacar que buques como el Juan Carlos I, el Galicia o el Castilla fueron diseñados con espacio para instalar lanzadores de misiles, aunque en su momento -cuando el presupuesto para defensa era más limitado- se optó por centrar su protección en el trabajo en grupo, escoltados por fragatas más equipadas.
Hoy, sin embargo, el panorama ha cambiado. El uso de drones se ha generalizado y los misiles antibuque ya no son exclusivos de grandes potencias. Grupos armados como los hutís han desarrollado capacidades tecnológicas en talleres improvisados, con el apoyo de ingenieros formados en Asia o Irán, y otros grupos podrían seguir ese camino en el futuro.
Por eso, el objetivo de este plan pendiente es dotar de una protección real a las principales unidades navales de España. No se trata tanto de reforzar sus capacidades de combate directo -para eso están las fragatas-, sino de garantizar su seguridad como plataformas clave para la proyección del poder militar español en misiones internacionales o escenarios de crisis.