(Cinco Días, 22-11-2024) | Fiscal

El nuevo esquema del impuesto a la banca añade un obstáculo adicional a la opa del BBVA sobre el Banco Sabadell. El PSOE ha acordado con Junts una enmienda que altera el pacto previo alcanzado semanas atrás respecto al gravamen. La modificación principal introduce un nuevo tramo: los bancos con ingresos superiores a 5.000 millones de euros enfrentarán un tipo impositivo del 7%. Esto afectará a entidades como CaixaBank, Santander y BBVA, mientras que los bancos con ingresos entre 3.000 y 5.000 millones seguirán pagando un 6%. El Banco Sabadell, con 4.811 millones de ingresos provenientes del margen de intereses y comisiones en 2023, se encuentra por debajo del umbral de los 5.000 millones. Sin embargo, si la opa del BBVA prospera y ambos bancos se fusionan, la entidad resultante superaría ampliamente ese límite, aumentando significativamente su factura fiscal.

El diseño de esta nueva tasa, que extiende el gravamen introducido en 2022 por tres años más con ajustes, aún no está definido. En un primer momento, el PSOE acordó con Junts y el PNV una estructura progresiva en la que los bancos con mayores ingresos pagarían más. En ese esquema inicial, CaixaBank, Santander, BBVA y Sabadell enfrentaban un tipo del 6% por ingresos superiores a 3.000 millones. Posteriormente, se introdujo una enmienda que incorporaba el tramo del 7% para los bancos más grandes. Sin embargo, esta propuesta fue rechazada en la comisión de Hacienda. El desenlace final sobre el impuesto se decidirá en el Pleno del Congreso de este jueves.

Actualmente, los socialistas están negociando con Junts y otros socios para reintroducir la enmienda. No obstante, dado que fue desestimada en comisión, solo podrá someterse a votación en el Pleno si cuenta con el respaldo unánime de los grupos parlamentarios, algo improbable debido a la oposición del PP y Vox. En este contexto, el Gobierno planea aprobar inicialmente el gravamen en su forma original y luego modificarlo mediante un decreto ley, que también incluirá la extensión del impuesto a las empresas energéticas. Con este procedimiento, el incremento para los bancos más grandes podría instaurarse definitivamente, sujeto a la ratificación del Congreso.

El diseño del impuesto parece particularmente favorable para el Banco Sabadell, que, con 4.811 millones de ingresos, pagaría un 6% (unos 289 millones de euros). En cambio, el BBVA, con 7.784 millones de ingresos, afrontaría un 7%, equivalente a 545 millones. Si la fusión entre ambas entidades se concreta, la nueva entidad superaría los 12.600 millones de ingresos, lo que resultaría en una carga fiscal de 880 millones, solo superada por CaixaBank, que pagaría 913 millones.

Esta situación refuerza los argumentos de la dirección del Banco Sabadell, liderada por Josep Oliu y César González-Bueno, que defiende la independencia del banco frente a la opa del BBVA. Según su postura, el valor del Sabadell como entidad independiente supera la oferta del BBVA, que incluye una acción del banco vasco y un dividendo de 0,29 euros por cada 5,02 acciones del Sabadell. Además, el banco catalán confía en sus perspectivas de crecimiento y ha prometido repartir 2.900 millones de euros entre sus accionistas en 2024 y 2025.

El menor impacto fiscal del Sabadell en solitario es un punto a su favor. Durante la presentación de resultados del tercer trimestre en octubre, los principales bancos españoles criticaron duramente el impuesto, salvo González-Bueno, quien pidió tiempo para analizar el texto definitivo. Por su parte, el Gobierno, representado por el secretario de Estado de Economía, Carlos Cuerpo, se ha mostrado contrario a la fusión entre BBVA y Sabadell, señalando que podría endurecer las condiciones regulatorias o incluso vetar la operación.

Queda por ver si el PNV, socio clave del Gobierno, decidirá apoyar al BBVA y oponerse al diseño del gravamen, no solo por el impacto negativo sobre el banco vasco, sino también porque la propuesta actual no contempla ceder la recaudación a las haciendas forales. Esto impediría que el Gobierno vasco bonifique la tasa y exima al BBVA de pagarla.

Independientemente del diseño final, el sector bancario ya prepara una respuesta legal contra el impuesto, como ocurrió en 2022. Las patronales AEB y CECA, junto con algunos bancos a título individual, planean presentar recursos basándose en que el gravamen se aplica sobre los ingresos y no sobre los beneficios, y en su posible impacto sobre la rentabilidad. Alejandra Kindelán, presidenta de la AEB, ha reiterado que este impuesto reduce la capacidad competitiva del sector financiero, que financia el 75% de las inversiones en Europa, y ha solicitado al Gobierno procesos normativos más transparentes y ordenados.

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