(El País, 13-09-2024) | Mercantil, civil y administrativo

El Índice de Precios al Consumo (IPC) cerró agosto en un 2,3%, lo que representa una reducción de cinco décimas en comparación con julio y la tasa más baja en un año, aunque es una décima superior al dato preliminar publicado hace dos semanas. La inflación subyacente, que excluye los alimentos frescos y la energía debido a su alta volatilidad, también experimentó una ligera caída, situándose en el 2,7%. Estos datos indican que España está cerca de superar la crisis de precios que ha afectado a los hogares en los últimos dos años, con una reducción de más de un punto en solo dos meses. Destaca la caída en el costo de los alimentos, cuya tasa se ubicó en 2,5%, el nivel más bajo desde octubre de 2021. Desde el Ministerio de Economía afirman que "esta disminución está permitiendo acercar la inflación de los alimentos al índice general, gracias a las medidas de apoyo implementadas" por el Gobierno.

Camilo Ulloa, economista de BBVA Research, reconoce que el dato ha superado las expectativas por segundo mes consecutivo. A principios de mes, habían proyectado una tasa del 2,5%, pero el resultado final fue inferior, a pesar de la leve corrección de una décima realizada por el INE en el dato definitivo (inicialmente situado en 2,2%). La moderación en los precios de la energía y los alimentos no elaborados ha sido clave, destacando la reducción en sectores como el del aceite, que ha mostrado una mejora considerable gracias a la menor incidencia de la sequía. Aunque el aceite ha subido un 25% en términos interanuales, ha registrado cuatro meses consecutivos de descensos, lo que no ocurría desde el verano de 2022. Además, entre julio y agosto, el precio cayó un 1,7%. Asimismo, los productores agrícolas, cuyos márgenes son sensibles a las fluctuaciones de precios, han experimentado alivio gracias a la disminución de los costos de los carburantes, lo que ha permitido trasladar esa reducción a los precios de los alimentos.

El sector energético ha sido uno de los principales motores de esta desaceleración en agosto. Un ejemplo de ello es que los combustibles líquidos se abarataron un 9,8% y el gasóleo un 9,0% en comparación con agosto de 2023. Manuel Hidalgo, economista y profesor en la Universidad Pablo de Olavide, menciona que en las últimas semanas el barril de Brent ha caído por debajo de los 70 dólares, muy lejos de los más de 100 dólares alcanzados tras la invasión rusa de Ucrania. "Los precios actuales del barril han reducido el coste del combustible en pleno verano y no hay señales de un aumento significativo en el corto plazo. Por el contrario, se espera que se mantengan estables durante un tiempo", añade. Esta reducción del precio del petróleo ha impactado también en el precio de la gasolina, que ahora se encuentra en niveles similares a los que había antes del conflicto.

La estabilidad en el sector energético también se refleja en el gas, que en agosto fue casi un 1% más barato que en el mismo mes del año pasado. Esto sugiere que no se prevén grandes aumentos en las tarifas eléctricas en un futuro cercano. Para Hidalgo, este contexto es favorable para que la inflación continúe descendiendo en los próximos meses. "La energía, especialmente los combustibles, seguirá siendo un factor de alivio. Además, la estabilización en el costo de los alimentos, que el año pasado se incrementó considerablemente debido a la sequía, el bloqueo de los cereales en el Mar Rojo y el aumento de los precios de los fertilizantes, permitirá que la inflación se mantenga controlada".

La cesta de la compra, uno de los principales factores que impulsaron la inflación, ahora presenta variaciones mucho más estables. En agosto, la tasa cayó seis décimas hasta situarse en el 2,5%, la más baja en casi tres años. Esto se debe principalmente a la reducción de los precios de aceites, grasas, legumbres y hortalizas, en contraste con la subida registrada en agosto del año pasado. No obstante, para María Jesús Fernández, analista de Funcas, la evolución futura es incierta. "El año pasado, las condiciones climáticas elevaron los precios de estos productos. Aunque este año el impacto climático ha sido menor, es difícil prever con exactitud su comportamiento. Han bajado, sí, pero eso no elimina su volatilidad", explica.

No todos los sectores han mostrado la misma moderación. El turismo, que tuvo un gran auge durante el verano, ha generado presiones inflacionarias en los servicios. Fernández señala que el incremento de precios en actividades como el alojamiento, la restauración y otros servicios relacionados con el turismo ha sido notable. Los vuelos nacionales, por ejemplo, subieron un 21% entre agosto de 2022 y 2023, siendo el segundo elemento más inflacionario en todo el índice. Los paquetes turísticos nacionales aumentaron un 12% y el transporte de pasajeros por mar, principalmente cruceros, un 14%. Aunque el verano ha terminado, el turismo sigue siendo un motor importante para la economía, por lo que "no se espera una caída significativa en los precios", según la analista de Funcas.

En general, los expertos coinciden en que, a pesar de las fluctuaciones en algunos sectores, la tendencia inflacionaria es favorable y está permitiendo a las familias mantener su nivel de consumo. Los salarios, que están creciendo a un ritmo del 2,9%, también juegan un papel clave. "Aunque el aumento salarial no es muy elevado, esta diferencia positiva respecto al IPC ayudará a mejorar el poder adquisitivo de los hogares", concluye Hidalgo. Ulloa, por su parte, pone el foco en la inflación subyacente, que, al estar menos influenciada por factores estacionales, será más persistente en el sector servicios, lo que sugiere que no se espera una reducción significativa hasta el próximo año.

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