(Expansión, 07-11-2024) | Mercantil, civil y administrativo

La posible imposición de aranceles por parte de Estados Unidos y la reacción de Europa podrían llevar a la Fed a reducir las tasas de interés menos de lo previsto, mientras que se espera que el BCE acelere su ritmo de reducción. La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales estadounidenses podría marcar un punto de inflexión para la política monetaria en ambos lados del Atlántico.

En un contexto en el que tanto la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) como el Banco Central Europeo (BCE) han comenzado a reducir las tasas desde niveles elevados, el interés tras el triunfo republicano en Estados Unidos se centra en los posibles aranceles. Se espera que Estados Unidos imponga restricciones comerciales de alrededor de un 10% a sus socios comerciales tradicionales, lo que casi seguramente llevaría a una respuesta por parte de la eurozona.

De acuerdo con datos de Goldman Sachs, analizados en profundidad este verano en el simposio de bancos centrales del BCE en Sintra (Portugal), el impacto de los aranceles sería muy desigual en ambas economías. Mientras que en la zona euro el efecto en la inflación podría ser mínimo (0,1%), en Estados Unidos podría añadir hasta un punto porcentual a los precios.

Si estos pronósticos se cumplen, la Reserva Federal podría enfrentarse a niveles de inflación significativamente alejados de su objetivo de estabilidad de precios, fijado en el 2%. Esto podría obligar a la Fed a pausar el proceso de reducción de tasas de interés que comenzó en septiembre con un recorte de 50 puntos básicos, o a detenerlo en niveles más altos de lo inicialmente proyectado.

Por otro lado, Europa podría verse afectada por los aranceles en términos de crecimiento económico, un aspecto débil en los últimos años. Se estima que el impacto en el PIB de la región podría alcanzar hasta un punto porcentual, en comparación con el 0,5% que afectaría a Estados Unidos. Dado el lento crecimiento reciente de la zona euro, estas barreras podrían llevar a la región a una recesión. Esto podría forzar al BCE a acelerar sus reducciones de tasas para evitar una desaceleración demasiado abrupta de la economía.

"Los aranceles, las barreras comerciales y el proteccionismo son perjudiciales para la economía global", señaló Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, en una conferencia en Londres, donde expresó su deseo de que "las decisiones tomadas no conduzcan a una guerra comercial". Por ahora, los inversores ya han comenzado a actuar en esta dirección. El mercado de futuros sobre los fondos federales ha eliminado una de las reducciones de tasas anticipadas para la Fed, mientras que los futuros de las tasas europeas ahora sugieren que el ciclo de recortes podría finalizar por debajo del 2%, el tipo neutral.

La divergencia que los aranceles podrían crear entre la Fed y el BCE reabre el debate sobre la influencia de la autoridad monetaria estadounidense, una cuestión que se había dejado de lado tras la primera bajada de tasas de la Fed. Estas direcciones opuestas tienen un impacto considerable en el mercado de divisas, ya que la debilidad del euro suele incrementar la inflación importada. Esto podría restringir la capacidad del BCE para reducir las tasas tanto como lo requiera el crecimiento económico.

A pesar de que Christine Lagarde, presidenta del BCE, ha reiterado que sus decisiones no dependen de la Fed, la historia muestra que mantener esta divergencia es complicado a largo plazo, y suele llevar a los bancos centrales a moderar sus posturas.

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