(El País, 16-09-2024) | Laboral

Mirar al pasado puede ser arriesgado, aunque, como decía Confucio, el estudio de la historia puede ayudar a trazar el futuro. Hace una década, pocos habrían imaginado el drástico cambio que ha experimentado el mundo laboral, impulsado tanto por un acelerado proceso de digitalización como por la inesperada pandemia de covid-19. En este reportaje, cerca de veinte expertos y trabajadores describen las principales transformaciones que han tenido lugar en las oficinas desde 2014. En ese año, la crisis económica aún dejaba secuelas, con una tasa de desempleo en España superior al 23%, cifra que hoy se ha reducido a más de la mitad. Pero empecemos por lo más importante: las personas.

La demografía ha cambiado de manera considerable en la última década. Hoy en día, hay 4,3 millones más de trabajadores en España en comparación con 2014, en gran parte debido al incremento de la participación femenina en el mercado laboral, con dos millones de mujeres más, y al aumento de la inmigración, que ha sumado 1,3 millones de personas. Esto ha diversificado la fuerza laboral, según Raymond Torres, director de Coyuntura de Funcas.

El envejecimiento de la población también se ha reflejado en los centros de trabajo. Actualmente, más del 35% de la fuerza laboral tiene más de 50 años, frente al 26% de hace una década. "Esto ha cambiado la dinámica del mercado laboral. La baja tasa de natalidad ha generado una escasez de talento, lo que ha llevado a las empresas a ser más cautelosas al despedir, ya que les resulta más difícil encontrar profesionales", señala Torres.

Independientemente de la edad, los trabajadores han tenido que adaptarse a nuevas herramientas tecnológicas, un reto no siempre sencillo. Esta ha sido la transformación más profunda en el día a día laboral en un entorno donde los servicios han ganado protagonismo. Tras la llegada de las redes sociales, la pandemia trajo consigo una explosión de herramientas de comunicación a distancia. A esto se sumaron el big data, la automatización, los robots y, más recientemente, la inteligencia artificial (IA), que promete revolucionar todos los sectores. "Aunque su impacto en el PIB aún es limitado, la IA requerirá una reorganización de los puestos de trabajo", comenta Miguel Ángel Malo, profesor de Economía en la Universidad de Salamanca.

Pablo Díaz Claver, director general de la firma de cazatalentos Russell Reynolds, subraya que en la última década hemos pasado de ver la automatización como una amenaza para los empleos a considerar tecnologías como la realidad aumentada y la visión nocturna como aliadas que complementan el talento humano. Este es el surgimiento de lo que denomina el "empleado biónico".

La disrupción tecnológica de los últimos diez años ha generado múltiples efectos en el trabajo, siendo el teletrabajo uno de los más destacados. Aunque no todos los sectores pueden beneficiarse de esta modalidad (por ejemplo, el comercio o la hostelería), el trabajo remoto ha transformado la forma en que se organizan las tareas y ha mejorado la conciliación entre la vida personal y laboral, según Ana Ercoreca, presidenta del Sindicato de Inspectores de Trabajo y Seguridad Social.

Durante la pandemia, el teletrabajo alcanzó su punto más alto, con 3,5 millones de personas trabajando desde casa. Sin embargo, Mari Cruz Vicente, de CC OO, señala que su uso ha disminuido desde entonces, aunque sigue siendo el doble que antes del covid. A día de hoy, el 13,6% de los trabajadores en España lo practica, muy por debajo del promedio europeo del 24%. "La pandemia demostró que el teletrabajo es viable y no hay vuelta atrás", asegura el profesor Malo.

La flexibilidad también ha aumentado en diversos aspectos, como los horarios, los lugares de trabajo y los métodos utilizados. Este es el cambio más significativo desde 2014, según Díaz Claver, y ha otorgado más autonomía a los empleados. Sin embargo, Ángeles Marzo, directora de Talento de ING, señala que solo el 13% de las empresas españolas ofrecen una flexibilidad total a sus empleados. ING es una de ellas desde marzo de 2020, adoptando un modelo basado en la confianza en el criterio del trabajador para alcanzar sus objetivos, lo que mejora la productividad y satisfacción de las plantillas.

Entre los aspectos negativos de las nuevas tecnologías se encuentra la conexión continua, que puede causar ansiedad y el síndrome del trabajador quemado. "En España persiste el problema de las horas extra no pagadas, que supera los seis millones, y aunque el registro horario de 2019 ha ayudado, trabajar más horas reduce el descanso y aumenta el riesgo de accidentes laborales", explica Ercoreca. La desconexión digital fue regulada en 2022, pero según David Díaz, de Baker McKenzie, la línea entre el trabajo y el descanso sigue siendo difusa.

El cambio en la forma de trabajar ha provocado un aumento del absentismo y de las enfermedades mentales. Raymond Torres apunta que entre 2014 y 2024, las bajas laborales en España han aumentado de 1,6 millones a 2,5 millones. Esta tendencia también se observa en Europa, donde el número de personas en baja ha pasado de 18 a 20,5 millones.

Otro efecto negativo de la digitalización ha sido la aparición de nuevas formas de trabajo precarias, como los riders, que son considerados falsos autónomos. El Tribunal Supremo ha fallado a favor de estos trabajadores, exigiendo a las plataformas de reparto que los indemnicen. El Gobierno aprobó la ley rider para regular estas relaciones laborales y evitar su proliferación.

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