(Expansión, 25-09-2024) | Mercantil, civil y administrativo

El relevo en la gobernación del Banco de España, con la salida de Pablo Hernández de Cos y la llegada de José Luis Escrivá, ha tenido un elemento común: ambos han destacado en sus intervenciones la importancia de la independencia de la institución y la necesidad de transparencia y rendición de cuentas para lograr credibilidad. Escrivá ha añadido un nuevo concepto a esta visión del Banco de España: la imparcialidad. Para adaptarse a los nuevos tiempos, se ha realizado una significativa reestructuración del organigrama que hasta ahora regía en la institución.

Hernández de Cos comenzó su discurso recordando que, al asumir su cargo hace seis años, se propuso recuperar la reputación perdida en años anteriores y aumentar el peso de la institución, tanto a nivel europeo como en España. Para lograrlo, se apoyó en la calidad de los análisis técnicos y en la apertura del trabajo del banco a evaluaciones externas y a la rendición de cuentas ante el Parlamento y la sociedad.

Escrivá, quien también ha subrayado la importancia de preservar la independencia de la institución, tanto por convicción como debido a las críticas que ha recibido por su nombramiento, ha reconocido que el mandato de Hernández de Cos supuso un avance significativo en ese ámbito. Sin embargo, considera que aún hay margen para mejorar, y ha señalado la necesidad de revisar algunos aspectos de la Ley de Autonomía del Banco de España, vigente desde hace 30 años. Para ello, ha constituido un grupo de trabajo liderado por Lucía Rodríguez, nueva consejera del banco, aunque previamente esta responsabilidad se había ofrecido a Fernando Fernández, consejero propuesto por el Partido Popular. Sin embargo, este no fue el tema más relevante de la jornada.

El Consejo de Gobierno del Banco de España ratificó la decisión de su comisión ejecutiva de realizar una profunda reestructuración del organigrama de la institución. Además del gobernador y la subgobernadora, Soledad Núñez, el comité de dirección contará con siete directores generales y un secretario general, quien tendrá el mismo rango, lo que supone la creación de una nueva figura.

Lo más importante es el traslado de competencias que hasta ahora recaían en áreas funcionales del banco hacia las nuevas estructuras, especialmente en el ámbito de recursos humanos y servicios generales. Hasta el momento, el subgobernador se encargaba principalmente de la supervisión de entidades y tenía un asiento en el Mecanismo Único de Supervisión (MUS) europeo.

Con la nueva distribución de funciones entre el gobernador y la subgobernadora, la dirección general de Supervisión ahora reportará directamente al gobernador, al igual que las direcciones de Conducta Financiera y Billetes, y Economía. Mercedes Olano, directora general de supervisión, representará al Banco de España en el MUS, una labor que anteriormente desempeñaba Margarita Delgado.

Núñez asumirá la responsabilidad de las áreas de Estabilidad Financiera, Regulación y Resolución, y Operaciones, Mercados y Sistemas de Pagos. Esta distribución de responsabilidades ha tenido en cuenta las trayectorias profesionales de ambos líderes del banco. Escrivá tiene formación en macroeconomía y experiencia en supervisión en el BIS de Basilea, mientras que Núñez, exdirectora general del Tesoro, cuenta con un profundo conocimiento de los mercados y áreas de regulación. Además, en el ámbito de responsabilidad de Núñez, se ha creado una Oficina de Gobernanza Ambiental, Social y Corporativa.

Las dos nuevas direcciones generales, Estrategia, Personas y Datos, liderada por Mayte Ledo, y Relaciones Institucionales Europeas y Transparencia, dirigida por Paloma Marín e Inés Calderón, tendrán un carácter transversal, prestando servicio tanto a las otras cinco direcciones como proyectando su trabajo hacia el exterior. Algunas de las áreas que ahora se integran en estas nuevas estructuras anteriormente formaban parte de las direcciones funcionales, como es el caso de Estrategia, Información Financiera o Estadísticas, que dependían de Economía.

Dado su carácter transversal, estas dos direcciones generales reportarán tanto a Escrivá como a Núñez. Finalmente, la secretaría general verá ampliadas sus competencias. Como parte del compromiso de Escrivá con la transparencia y la rendición de cuentas, la Oficina Interna de Evaluación, que antes dependía del jefe de gabinete del gobernador, ahora responderá directamente al consejo de gobierno del banco, asegurando así la independencia necesaria para realizar su trabajo sin interferencias. Además, los resultados de estas evaluaciones se incorporarán a los presupuestos a medio plazo para su implementación.

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