(Onda Cero, 02-10-2024) | Laboral

La baja natalidad y el aumento de la esperanza de vida están impactando en el mercado laboral, donde ya la mitad de los trabajadores tienen más de 45 años. Así lo revelan los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), que muestran que 10,8 millones de personas empleadas superan esa edad, lo que representa el 50% de los 21,6 millones de ocupados. Esto supone un incremento de 10 puntos en comparación con hace una década, reflejando el envejecimiento progresivo de la población activa en España. En 2014, el número de empleados mayores de 45 años era de 7,1 millones, lo que representaba el 40,9 % de un total de 17,3 millones.

El mayor aumento se ha dado en el grupo de edad de 55 a 59 años, que ha crecido en un millón de empleados, alcanzando los 2,5 millones, el máximo de la serie histórica. El grupo de 50 a 54 años también ha crecido en 873.000 personas, superando por primera vez los 3 millones de ocupados. Asimismo, los trabajadores de entre 45 y 49 años han alcanzado casi los 3,3 millones, también un récord.

En cuanto al tipo de empleador, los empleados mayores de 50 años en el sector público han aumentado en 467.000 personas, mientras que en el sector privado casi se han duplicado, pasando de 3,5 millones en 2014 a más de 6 millones en 2023. En paralelo, los jóvenes menores de 25 años también han aumentado en el mercado laboral, de 741.800 en 2014 a 1,3 millones este año. Sin embargo, la presencia de trabajadores de entre 25 y 45 años ha disminuido en peso relativo, a pesar de ciertos incrementos en número de ocupados, debido al crecimiento global del empleo en otras franjas etarias.

El aumento de los mayores de 45 años en el mercado laboral se debe tanto al incremento en la población de este grupo, que ha pasado de representar el 44,8 % de la población española hace diez años al 50 % actual, como a las políticas destinadas a acercar la edad efectiva de jubilación (65,2 años) a la edad legal (66 años y 6 meses), penalizando la jubilación anticipada y promoviendo el retraso del retiro o la compatibilidad entre pensión y empleo.

Con el actual ritmo de envejecimiento demográfico, se prevé que para 2030 el 30% de la población será mayor de 65 años, lo que coincidirá con las jubilaciones masivas de la generación del baby boom (nacidos entre 1958 y 1977). Esto pondrá presión sobre un grupo más reducido de trabajadores, quienes deberán soportar el coste de las pensiones, lo que pondría en peligro la sostenibilidad del sistema. Además, el envejecimiento de los empleados podría afectar la productividad. El Banco de España ya ha advertido sobre los riesgos de este envejecimiento en el mercado laboral, señalando la disminución de la movilidad y el cambio de empleos, y subrayando la necesidad de tomar medidas para mitigar estos efectos.

Sin ajustes, estos cambios podrían dificultar las transiciones necesarias en el sector laboral para la digitalización, la transición energética y el aumento de la productividad. Según CaixaBank, el envejecimiento contribuye a partes iguales a la disminución de la productividad y de la fuerza laboral, lo que afecta negativamente al crecimiento económico. De hecho, la baja productividad relacionada con el envejecimiento se traduce, principalmente, en un menor crecimiento salarial.

El Banco de España también señala que revertir esta tendencia demográfica no es viable en el corto plazo, y que solo un aumento significativo de la inmigración podría ralentizar, aunque no frenar del todo, el envejecimiento de la población trabajadora.

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