(Expansión, 24-10-2024) | Mercantil, civil y administrativo

El tejido empresarial, al igual que los organismos vivos, pasa por un ciclo de vida que incluye nacer, crecer, en algunos casos reproducirse y finalmente desaparecer. Este proceso de constante renovación, con la creación y desaparición de negocios, ha permitido que en los últimos años el número de empresas activas en España se mantenga por encima de los 3 millones, aunque con altibajos significativos causados por la crisis financiera y la pandemia de Covid-19.

Sin embargo, España presenta una tasa de mortalidad empresarial mayor que la media europea, y una menor esperanza de vida para sus empresas, lo que impacta negativamente en el empleo y en el crecimiento económico. Según un informe de Informa D&B publicado ayer, aunque en las últimas tres décadas (1993-2023) se han creado más de 3,2 millones de empresas, muchas de ellas han desaparecido con el tiempo.

De hecho, el informe revela que solo el 17% de las empresas fundadas en 1993 siguen operativas en la actualidad, mientras que el 83% restante ha cerrado. Si tomamos como referencia el año 2003, la situación es similar: casi el 80% de las empresas creadas ese año han desaparecido, y solo el 20% continúan activas. Incluso de las constituidas en 2013, hace solo una década, menos del 35% siguen funcionando. Para 2024, las estimaciones indican que la vida media de las nuevas empresas no alcanzará los 8 años, y más de la mitad no superarán los cinco años de existencia.

Las razones de este elevado índice de fracaso empresarial son variadas: mala gestión, estrategias inadecuadas, desconocimiento del mercado, pequeño tamaño o alto endeudamiento, entre otras. No obstante, los expertos señalan que "las condiciones macroeconómicas y, en especial, las políticas fiscales pueden tener un impacto profundo y devastador en la viabilidad de las empresas", según el economista Pedro Juan Martín Castejón, miembro del Consejo General de Economistas (CGE), en un análisis publicado a principios de año.

La difusión de estos datos sobre la creación y supervivencia de empresas ha coincidido con varias advertencias del sector empresarial al Gobierno sobre el efecto negativo que tienen el aumento de la presión fiscal, las cotizaciones sociales y las cargas burocráticas en la competitividad tanto de las empresas como de la economía en general.

Esto se refleja en una encuesta del Círculo de Empresarios publicada el martes, en la que más del 74% de las empresas encuestadas afirmaban que la elevada carga impositiva es un factor que "perjudica considerablemente la competitividad de las empresas" españolas frente a sus competidores internacionales. Ese mismo día, Ignacio Rivera, presidente del Instituto de Empresa Familiar, reconocía el papel de las empresas en el sostenimiento del Estado del Bienestar a través del pago de impuestos, pero advertía que "la presión fiscal en España ya es elevada" y subrayaba la importancia de mantener la competitividad.

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