(El País, 27-02-2025) | Laboral
Los años sesenta pueden parecer una época lejana, tanto en el siglo XX como en el XXI. Sin embargo, en España no se alcanzará la igualdad de género entre hombres y mujeres hasta 2062. Así lo indica la quinta edición del Índice Closingap, que revela que la brecha de género se ha reducido en un 0,8% en el último año. Este indicador, basado en 28 variables relacionadas con el empleo, la educación, la conciliación, la salud y la digitalización, se situó en un 65,7% el año pasado, siendo el 100% el nivel de paridad total. Si se mantiene el ritmo de reducción de los últimos cinco años, serán necesarios otros 37 años para eliminar el 34,3% de desigualdad restante.
En términos económicos, el índice señala que eliminar la brecha actual solo en el mercado laboral supondría un incremento de 255.755 millones de euros, lo que equivale al 17,1% del PIB de 2023, año tomado como referencia para calcular el impacto económico.
Durante la presentación del informe, Lucila García, directora general de Closingap, destacó que el índice ha mejorado respecto al año anterior, cuando el avance fue solo del 0,2%. En cuatro de los cinco ámbitos analizados, la desigualdad ha disminuido, pero en el área de salud y bienestar se ha registrado un retroceso del 0,2%. Ana Merino, autora del estudio y directora de estrategia y economía de PWC, explicó que en otros índices europeos se observa una tendencia similar: la mayoría de los ámbitos mejoran, excepto el de salud.
A pesar de los retrocesos recientes, el área de salud y bienestar es la que está más cerca de la paridad, con un 83,7%. Sin embargo, la caída en este sector se debe principalmente a dos factores: la diferencia en los años de buena salud en relación con la esperanza de vida, que afecta más a las mujeres porque suelen vivir más tiempo, y el mayor riesgo que enfrentan de caer en pobreza o exclusión social.
La brecha de género en el empleo sigue siendo una de las más significativas, con un índice del 68,1%, aunque ha mejorado en un 0,8% respecto a 2024. Las mujeres tienen tasas de actividad y empleo más bajas, trabajan menos horas y en sectores menos productivos con salarios inferiores, lo que repercute en pensiones más reducidas en la jubilación. No obstante, se han registrado avances en las diferencias salariales por hora trabajada, en la duración de la vida laboral y en la presencia de mujeres en puestos de liderazgo en la empresa privada. Merino considera que las cuotas y las políticas de igualdad han favorecido una mayor representación femenina en las posiciones de poder empresarial, aunque advirtió que ha disminuido la presencia de mujeres en cargos de liderazgo en la Administración General del Estado.
En educación y digitalización, el comportamiento del índice es similar. En el ámbito educativo, se ha alcanzado la paridad en la educación terciaria, el abandono escolar y la formación continua en adultos. Sin embargo, persisten diferencias en la elección de carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Merino explicó que este año la brecha se ha reducido, pero más por la disminución en la matrícula de hombres en estos estudios que por un aumento en la participación femenina.
En digitalización, algunos indicadores como el uso diario de internet y las compras en línea han alcanzado la paridad. Otros, como las habilidades digitales, estaban cerca de lograrlo en mediciones previas, aunque este año no se han actualizado los datos. La principal diferencia sigue estando en el número de mujeres especialistas en tecnologías de la información y la comunicación (TIC), que ha crecido, aunque todavía hay más hombres desempeñando estas funciones.
El ámbito con mayor desigualdad sigue siendo la conciliación, con una brecha del 55,6% aún por cerrar, aunque ha mejorado un 1,3% respecto al año anterior. Las mujeres continúan dedicando menos tiempo al ocio, asumiendo más bajas laborales, reduciendo su jornada con mayor frecuencia y realizando más trabajo no remunerado, lo que también impacta en el empleo y la salud. Merino destacó que la baja de paternidad obligatoria está contribuyendo a reducir la brecha, pero la realidad sigue mostrando que son las mujeres quienes renuncian con mayor facilidad a sus carreras profesionales. Además, los salarios más bajos que reciben hacen que, en muchos casos, quedarse en casa sea una opción más viable económicamente que costear servicios de cuidado.