(Cinco Días, 02-02-2021) | Sector

La pandemia no da tregua. La tercera ola está dejando tras de sí cifras récord de contagiados y víctimas. Mientras que las autoridades han cerrado bares y comercios para intentar frenarla, la Justicia no para por su carácter de servicio público esencial. Ya hay letrados que dicen tener miedo a contraer el virus en el juzgado. Es precisamente lo que le ocurrió a Raquel, nombre ficticio de una abogada que enfermó cuatro días después de acudir a una gestión donde estuvo al lado de un hombre mayor que no dejaba de toser. “Se mareaba y se quitó la mascarilla, probablemente porque le costaba respirar”, relata. Aunque no puede probarlo, está segura de que cogió el coronavirus en el juzgado, “porque me tocó estar al lado del señor que estaba esperando su turno, como todos, y nadie tomó medidas de ningún tipo al entrar”.

Este episodio, ocurrido a finales de octubre, pone en entredicho las medidas de seguridad existentes en los pasillos de espera de algunos tribunales. Recientemente, algunos abogados manifestaban en Twitter su malestar por esta situación. Sin embargo, el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid (ICAM) solo tiene registradas cinco incidencias por la acumulación de personas en estos corredores desde el 1 de diciembre. Maia Román, presidenta de la Confederación Española de la Abogacía Joven (CEAJ), calificaba en un tuit de “vergonzosa” la imagen de las aglomeraciones en los pasillos por los retrasos en las vistas. “Creo que se han relajado las medidas y se está volviendo a la antigua normalidad”. Según explica, con la desescalada, en el mes de mayo, sí se aumentaron las cautelas, como la de espaciar más las citaciones.

Sin embargo, quizá porque los juzgados se están intentando poner al día, continúa, "ahora hay mayor acumulación”, lo que genera situaciones de riesgo en las salas de espera. Román lamenta que, a pesar de la inversión en tecnología, no se celebren apenas juicios telemáticos “cuando estamos peor que nunca”. Una letrada le contestaba en redes: “En Zaragoza yo he hecho todos presenciales, solo me han suspendido uno por la nieve”. Mientras, otra compañera afirmaba que ella había renunciado a las guardias y que iba a empezar a pedir celebrar las vistas por videoconferencia.

De hecho, el uso de la tecnología fue anunciado como una de las medidas estrella para reactivar la actividad judicial tras el parón del primer estado de alarma. La Ley de Medidas Procesales y Organizativas para hacer frente al Covid-19 en la Administración de Justicia, aprobada en el pasado mes de septiembre, da preferencia a la celebración telemática de las actuaciones judiciales hasta el 21 de junio.

En cambio, parece que los telejuicios no están despegando o, al menos, no se están celebrando en todas las comunidades por igual. Según el juez de Santander Luis Acayro Sánchez, pionero en esta materia, “en octubre ya estábamos haciendo más del 80 % de los juicios online, y ahora, con la tercera ola, se han incrementado prácticamente hasta el 90 %”. Si las partes están de acuerdo, “evitamos suspensiones, desplazamientos, riesgo de contagio y, además, nos permite seguir el funcionamiento con total normalidad”.

El debate está servido. Muchos letrados se han quejado de que se les ha denegado la comparecencia telemática, pero, institucionalmente, se descarta que sea la panacea. Para Lourdes Carballo, presidenta de la Comisión de Defensa de los Derechos e Intereses Profesionales de la Abogacía, esta fórmula debe ser utilizada solo cuando “no corra riesgo la calidad del juicio, garantizándose que será absolutamente justo”. Por otro lado, agrega la decana de Vigo, tendría que estar regulado por ley y, además, aún falta que los abogados puedan acceder al expediente judicial de forma electrónica en todos los territorios.

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