(El País, 08-01-2025) | Mercantil, civil y administrativo
La inflación ha dejado de ser un problema acuciante. Aunque aún no alcanza los niveles previos a la invasión de Ucrania y la crisis energética, se encuentra controlada y lejos de los picos históricos registrados a inicios de 2023. Incluso cuando registra leves aumentos, ya no representa la amenaza que era hace dos años. Por ejemplo, 2024 cerró con tres meses consecutivos de incrementos, pero el 2,4% registrado en diciembre, según Eurostat, apenas supera en cuatro décimas el objetivo a medio plazo del Banco Central Europeo (BCE).
El repunte de la inflación hacia finales del año era esperado debido a varios factores. Por un lado, los efectos estadísticos derivados de la caída previa de los precios de la energía y la finalización de algunas medidas de alivio implementadas por los gobiernos en momentos críticos. Por otro lado, la subida en los precios de los servicios, que en diciembre aumentaron un 4%, contribuyó significativamente al alza. Este componente, que tiene un peso importante en el cálculo del IPC de la zona euro, lleva meses siendo el principal impulsor de los precios.
Además, diversos indicadores ya apuntaban a un aumento del IPC en diciembre, y así ocurrió, con un incremento de dos décimas respecto a noviembre. Sin embargo, en comparación con el cierre de 2023, cuando la inflación se situó en el 2,9%, el balance anual es positivo, con una reducción de cinco décimas.
Durante 2024, la presión inflacionaria disminuyó notablemente, alcanzando un mínimo del 1,7% en septiembre, un nivel no visto desde principios de 2021. Este alivio permitió al BCE realizar varios recortes en los tipos de interés, que pasaron del 4% al 3% en sucesivas reducciones de un cuarto de punto.
El próximo paso del BCE dependerá de cómo interprete este reciente repunte de precios, que según las proyecciones podría mantenerse en enero. Aunque los mercados preveían tras la reunión de diciembre un recorte de medio punto en la próxima cita, algo inusual en esta etapa de relajación monetaria, todo estará condicionado a la evolución de los datos. Este enfoque de esperar y analizar cada escenario ha caracterizado las decisiones de Fráncfort en los últimos meses.
Un factor clave será el comportamiento de la inflación en Alemania, que cerró el año con un 2,8%. Este dato podría llevar al BCE a adoptar una postura más prudente. Sin embargo, el estancamiento de la economía alemana y la debilidad económica de la zona euro podrían justificar medidas más audaces.
Por su parte, los analistas de ING abogan por la cautela. Argumentan que el reciente incremento de la inflación durante tres meses consecutivos, junto con la inflación subyacente (que excluye componentes volátiles como energía y alimentos frescos), podría llevar al BCE a mantener su enfoque prudente en la política monetaria.