(El Economista, 11-10-2024) | Mercantil, civil y administrativo
La inflación en Estados Unidos cayó al 2,4% en septiembre, su nivel más bajo desde febrero de 2021, cuando comenzó el aumento acelerado de precios que la llevó a sus máximos en cuatro décadas, según los datos de la Oficina de Estadísticas Laborales. La tasa interanual está ligeramente por debajo del 2,5% registrado en agosto, aunque no se enfrió tan rápido como esperaban los economistas, que proyectaban un 2,3%. Este dato del índice de precios de consumo (IPC) es el último que se publica antes de las elecciones presidenciales del 5 de noviembre.
Durante estos años, el aumento de los precios de la gasolina y los alimentos, junto con el encarecimiento de otros productos, ha afectado la popularidad del presidente Joe Biden y de su vicepresidenta y candidata demócrata, Kamala Harris, lo que ha favorecido a su oponente, Donald Trump, quien critica constantemente el aumento de precios. La inflación alcanzó su pico en junio de 2022 con un 9,1%, el nivel más alto en 40 años. Aunque ahora ha vuelto a acercarse al objetivo del 2%, los votantes aún sienten los efectos en su economía diaria, ya que, aunque la inflación ha disminuido, los precios siguen altos.
Según una encuesta reciente de Gallup, la economía es el tema que más preocupa a los votantes, siendo extremadamente importante para el 52% y muy importante para el 38%. Este es un factor crucial para nueve de cada diez electores, un nivel de preocupación que no se veía desde las elecciones de 2008, en plena Gran Recesión. En comparación, la inmigración es considerada extremadamente importante por el 41% de los encuestados y muy importante por el 31%.
Los datos de septiembre también muestran un aumento del 0,4% en los precios de los alimentos, lo que ha contribuido al incremento mensual del 0,2% en el IPC, superior al 0,1% que esperaban los analistas. Además, la reciente subida del precio del petróleo podría impactar en el costo de la gasolina, un gasto que los ciudadanos perciben directamente.
Estos datos, junto con el informe de creación de empleo de la semana pasada, que redujo la tasa de paro al 4,1%, indican que la economía estadounidense se encuentra en un buen momento, acercándose a un "aterrizaje suave", que la Reserva Federal ha intentado alcanzar durante más de dos años. Jerome Powell, presidente del banco central, inició una reducción de tipos de interés en septiembre con una baja agresiva de medio punto, pero se espera que en futuras reuniones los recortes sean más moderados, de 0,25 puntos. La próxima reunión está programada para el 6 y 7 de noviembre, justo después de las elecciones.
El dato de inflación de este jueves refuerza la idea de que la inflación aún no está completamente controlada. Las actas de la última reunión de política monetaria del banco central indican que no hay prisa por reducir significativamente los tipos de interés, especialmente cuando la economía sigue creciendo y generando empleo. La Reserva Federal tiene el mandato dual de garantizar la estabilidad de precios y maximizar el empleo.
La inflación subyacente, que excluye alimentos y energía, fue del 0,3% en septiembre y del 3,3% interanual, una décima más de lo esperado y también por encima del 3,2% registrado en agosto, lo que podría complicar aún más el trabajo de la Reserva Federal si los precios de la energía vuelven a subir.
En la última reunión, hubo un voto en desacuerdo por primera vez en muchos años. La consejera Michelle Bowman votó en contra de la reducción de medio punto, argumentando que una rebaja inicial de 0,25 puntos sería más adecuada. Explicó que, aunque se han logrado avances importantes en la reducción de la inflación, con la inflación subyacente alrededor o por encima del 2,5%, consideraba que una acción más agresiva del Comité podría interpretarse como una declaración prematura de victoria sobre el objetivo de estabilidad de precios. "Aún no hemos alcanzado nuestro objetivo de inflación", afirmó en su comunicado.