(El País, 31-12-2024) | Mercantil, civil y administrativo
El alza descontrolada de los precios ha perdido intensidad, pero la tendencia sigue siendo ascendente. El índice de precios al consumo (IPC) cerró el año con un aumento del 2,8% en diciembre, cuatro décimas por encima del dato de noviembre, impulsado principalmente por el encarecimiento de los carburantes, según los datos provisionales publicados este lunes por el Instituto Nacional de Estadística (INE). A pesar de este incremento, la cifra es significativamente inferior a la media anual de 2024, que se situó en el 3,6%.
El comportamiento del IPC durante este año refleja tanto las oscilaciones de origen, como el precio de las materias primas, las turbulencias internacionales y las decisiones políticas internas. En los últimos meses, la retirada gradual de medidas diseñadas para mitigar la inflación, como aquellas dirigidas a reducir el coste de los alimentos y la electricidad, ha tenido un impacto notable. Este contexto explica el repunte de cuatro décimas frente al 2,4% registrado en noviembre, aunque sigue por debajo del 3,4% alcanzado en enero de 2024 y del pico máximo del 3,6% en mayo.
La inflación subyacente, que excluye elementos más volátiles como energía y alimentos frescos y ofrece una visión más estructural, se situó en el 2,6% en diciembre, dos décimas por encima del mes anterior, pero por debajo del 3,8% registrado al cierre de 2023. Según el Ministerio de Economía, "la inflación, tanto general como subyacente, ha mostrado una reducción constante a lo largo del año". Este resultado, señalan, refleja la eficacia de las políticas económicas implementadas, que han logrado combinar un alto crecimiento económico en la zona euro con una reducción progresiva de la inflación.
Diciembre marca el tercer mes consecutivo de aumento en el IPC, tras el mínimo anual del 1,5% registrado en septiembre. Economía atribuye el incremento de diciembre al "efecto base de los carburantes", que este año cerraron con precios al alza, a diferencia del descenso registrado en el mismo periodo del año anterior, aunque entonces los precios eran más elevados. También influyeron, aunque en menor medida, los precios del ocio y la cultura, que subieron más que en diciembre de 2023, según el INE.
Raymond Torres, director de Coyuntura Económica de Funcas, calificó los datos de diciembre como "no muy positivos", aunque aclaró que no sugieren un proceso de reinflación. Torres explicó que "la última etapa de la desinflación es siempre la más difícil" y señaló factores complicantes, como la depreciación del euro frente al dólar, que encarece las importaciones, y la resistencia de los precios de los servicios, que siguen creciendo por encima de los bienes industriales no energéticos.
El economista destacó que, si bien el incremento de cuatro décimas supera las medias recientes y los niveles de diciembre de 2023, la evolución de los carburantes podría ser circunstancial, aunque también está influenciada por la debilidad del euro frente al dólar, un factor que podría persistir. "En términos de energía, las noticias positivas de hace unos meses se han disipado", añadió.
Analizando los datos acumulados hasta noviembre, los últimos disponibles, tanto los costes energéticos como los de la cesta de la compra han mostrado aumentos, aunque menos pronunciados que en años anteriores. Los alimentos, por ejemplo, moderaron su encarecimiento en comparación con 2022 y 2023, cuando las subidas acumuladas fueron del 15% y el 7%, respectivamente. Esto llevó a implementar reducciones temporales del IVA en productos básicos como pan, leche y huevos, que desaparecerán completamente en enero, lo que se traducirá en una cesta de la compra más cara en 2025.
En cuanto a los gastos relacionados con la vivienda, que incluyen suministros energéticos, también registraron incrementos hasta noviembre. A partir de enero, las medidas destinadas a aliviar el impacto del encarecimiento de estos gastos dejarán de estar vigentes, lo que podría suponer una presión adicional para los consumidores.