(El Economista, 29-10-2024) | Mercantil, civil y administrativo
La morosidad bancaria se mantiene en sus niveles más bajos desde 2008, a pesar de la presión financiera que ha supuesto para las familias y empresas la escalada de la inflación y el rápido incremento de los tipos de interés. A finales de agosto, los bancos tenían 37.401 millones de euros en créditos clasificados como dudosos, es decir, aquellos con al menos tres cuotas impagadas. Esto representa un 3,33% de los 1,12 billones de euros en préstamos a clientes, apenas superior al 3,31% del mes anterior, lo que indica que la tasa sigue bien controlada.
Este porcentaje es mejor que el 3,5% con el que cerraron el año pasado, cuando los créditos en situación de morosidad sumaban 38.768 millones de euros. Según las estadísticas del Banco de España, habría que retroceder hasta 2008 para encontrar una tasa de morosidad similar, entonces en un 3,29%.
La crisis financiera que estalló en aquel momento disparó los impagos, especialmente en el sector de la construcción y el inmobiliario, llenando los balances bancarios de activos tóxicos e inmuebles adjudicados, lo que elevó la tasa de morosidad hasta un 13,77% a finales de 2013. En ese contexto, se creó la Sareb, conocida como el "banco malo", para ayudar a las entidades a reducir esta exposición dañada y mejorar así su solvencia y credibilidad ante los mercados.
Desde julio de 2022, el Banco Central Europeo (BCE) ha elevado los tipos de interés del 0% al 4,5% para contener la inflación, disparada por la guerra en Ucrania. Sin embargo, la morosidad ha disminuido desde el 4,21% registrado a finales de 2021, cuando el euríbor alcanzó su mínimo histórico de -0,502%.
En cuanto a los establecimientos financieros de crédito, la tasa de morosidad se situó en agosto en el 6,70%, con 2.862 millones de euros en créditos dudosos. Este ratio ha bajado desde el 7,18% y el 7,25% registrados en abril y mayo, cuando el saldo superaba los 3.000 millones, manteniéndose en todos los casos bajo control.