(El País, 22-11-2024) | Fiscal
La presión fiscal en las economías avanzadas ha disminuido por segundo año consecutivo. Los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) registraron una leve caída en la relación entre ingresos tributarios y PIB, pasando del 34% en 2022 al 33,9% en 2023, según datos publicados este jueves por el organismo con sede en París. Este retroceso, que también se observó el año anterior, refleja los desafíos derivados de la pandemia y la inflación generada por la guerra en Ucrania. En España, la tendencia es aún más pronunciada: en dos años, la presión fiscal ha bajado medio punto, situándose en un 37,3% en 2023, aunque sigue superando la media de la OCDE. Este bloque incluye países con alta carga impositiva, como los de la Unión Europea, y otros con sistemas fiscales más limitados, como México o Turquía.
El informe Revenue Statistics 2024 señala que, aunque ha habido una caída reciente, la presión fiscal del grupo sigue siendo superior a los niveles de 2019. También destaca los desafíos que han marcado los últimos años, como la pandemia, la invasión rusa de Ucrania y la inflación más alta en tres décadas. Frente a este escenario, los países de la OCDE han recurrido a políticas fiscales para aliviar los costos de vida en 2023, mientras enfrentan presiones de gasto crecientes relacionadas con retos como el cambio climático y el envejecimiento poblacional, que demandarán mayores ingresos en el futuro.
El comportamiento actual contrasta con el período 2008-2022, donde solo hubo dos años de disminución en la presión fiscal: 2017 y 2019. La reciente caída no necesariamente implica modificaciones fiscales, ya que puede estar vinculada al crecimiento del PIB nominal, que incluye inflación, superando el incremento en los ingresos tributarios. En la mayoría de los países de la OCDE, incluyendo España, ambos indicadores crecieron en 2023, pero el mayor avance del PIB, junto con las rebajas fiscales para combatir la inflación, contribuyó a la reducción de la ratio.
A pesar de esta disminución, España ha experimentado un aumento notable en la presión fiscal a largo plazo, subiendo siete puntos entre 2010 y 2023. Sin embargo, aún está lejos de alcanzar la media de la UE, que supera el 40%. Este dato es frecuentemente utilizado por el Gobierno para justificar una mayor carga fiscal en ciertos sectores.
El incremento de la presión fiscal en el largo plazo es un fenómeno global. En la OCDE, ha pasado del 31,5% en 2010 al 34% actual, con aumentos en 29 de los 36 países analizados, destacando Japón, Eslovaquia y Grecia. Desde 1965, el alza ha sido de 9,2 puntos, reflejo de la creciente necesidad de financiar gastos públicos como sanidad, educación y pensiones, y controlar los déficits presupuestarios.
En 2023, 18 países de la OCDE aumentaron su ratio de ingresos tributarios sobre PIB, mientras que en 17 hubo caídas y en uno (Italia) se mantuvo estable. Luxemburgo, Colombia y Turquía lideraron los incrementos, mientras que Chile, Corea del Sur, Israel y Estados Unidos registraron las mayores disminuciones. A pesar de estos cambios, Francia sigue siendo el país con mayor presión fiscal (43,8%), seguido por Dinamarca (43,4%). En el extremo opuesto, México registra la carga más baja, con un 17,7%.