(Cinco Días, 05-11-2024) | Mercantil, civil y administrativo
En medio de la resaca electoral y sin la certeza aún de quién será el próximo presidente de Estados Unidos, la Reserva Federal se prepara para reducir los tipos de interés en 0,25 puntos. Los comentarios de los líderes del banco central, especialmente de su presidente Jerome Powell, sugieren esta posibilidad, y el mercado lo da prácticamente por hecho. Además, los datos económicos conocidos hasta ahora permiten continuar con la relajación gradual de la política monetaria. La decisión se comunicará este jueves, al cierre de la reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) de la Reserva Federal.
Powell inició en septiembre el cambio de rumbo en la política monetaria con una rebaja agresiva de medio punto, motivada por la debilidad del mercado laboral en agosto y la convicción de que la inflación avanzaba de forma sostenida hacia el objetivo de estabilidad de precios del 2%. En esa reunión, las previsiones de los miembros de la Reserva Federal apuntaban a otras dos reducciones de 0,25 puntos para el resto del año.
En algún momento, el mercado llegó a especular con una nueva rebaja de 0,5 puntos en noviembre, pero Powell rápidamente desechó esa posibilidad. El 30 de septiembre, afirmó que el FOMC "no es un comité que tenga prisa en recortar los tipos de forma acelerada". Subrayó que este proceso tomará tiempo y que no es algo para hacer con rapidez.
Otros miembros del comité también han expresado esta cautela. "Los datos sugieren que la política monetaria debe proceder con más calma en la reducción de tipos que la que se contemplaba en la reunión de septiembre", dijo Christopher Waller a mediados de octubre. En septiembre, una consejera, Michelle Bowman, ya consideró excesiva la rebaja de medio punto y votó en contra, algo que no ocurría desde 2005.
Powell presentó la rebaja de septiembre como el inicio de un proceso, y los datos desde entonces muestran que la economía estadounidense está logrando un aterrizaje suave. El índice de precios PCE, el indicador de inflación que usa la Reserva Federal, alcanzó en septiembre el 2,1%, a solo una décima del objetivo de estabilidad de precios. Sin embargo, el índice subyacente, que excluye alimentos y energía, se mantiene en el 2,7%, indicando que la batalla aún no está ganada.
El mercado laboral, por su parte, registró en octubre la cifra más baja de creación de empleo desde que Joe Biden asumió la presidencia. Esta cifra, sin embargo, se vio afectada por el impacto de los huracanes Helene y Milton, que golpearon el sureste de Estados Unidos, como había advertido Waller. Los 12.000 nuevos empleos netos creados en octubre se sumaron a una revisión a la baja de las cifras de agosto y septiembre, lo cual muestra un enfriamiento en el mercado laboral.
Con la inflación controlada y el empleo perdiendo fuerza, el giro de la Reserva Federal parece justificado. Powell ha señalado la importancia de la primera rebaja y la necesidad de estar seguro de su pertinencia. Le preocupaba que una reversión rápida de los tipos debilitara su credibilidad. Hacer una pausa ahora no sería tan grave, pero podría desconcertar al mercado.
Los futuros sobre los fondos federales reflejan casi un 100% de probabilidad de un recorte de 0,25 puntos. Además, el mercado también prevé, con una probabilidad del 80% según la herramienta Fedwatch de CME, otro recorte de un cuarto de punto para el 18 de diciembre, aunque aún quedan muchos datos por publicarse y nada descarta un cambio de planes. Los inversores estarán atentos a las palabras de Powell, pero es probable que él se remita a los indicadores futuros.
El banco central sigue un doble mandato: mantener la estabilidad de precios y promover el máximo empleo posible. "Los riesgos de inflación han disminuido, y los riesgos a la baja para el empleo han aumentado", reconoció Powell en agosto en el simposio de Jackson Hole, donde indicó que la política monetaria había alcanzado un punto de inflexión.
El resultado de las elecciones de este martes podría complicar las cosas para el presidente de la Reserva Federal. Tanto Kamala Harris como, en especial, Donald Trump, proponen políticas fiscales expansivas (dependiendo de la composición del Congreso). Trump, además, promete una deportación masiva de inmigrantes y elevados aranceles a las importaciones, lo que según los expertos aumentaría la presión sobre los precios. Aun así, es temprano para que estos factores influyan en la reunión de esta semana.