(Cinco Días, 23-01-2025) | Mercantil, civil y administrativo

Donald Trump aún no ha activado aranceles generalizados contra Europa, pero la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, considera que las autoridades europeas deben estar preparadas ante esa posibilidad. "Debemos anticiparnos y estar listos para responder a lo que pueda suceder", afirmó en una entrevista con la cadena CNBC durante el Foro Económico Mundial en Davos.

Lagarde celebró que Trump no haya implementado aranceles amplios desde su llegada al cargo, calificando este enfoque como "muy inteligente", ya que, según ella, estas medidas no siempre generan los resultados esperados. Además, expresó su confianza en que los gravámenes de la nueva administración estadounidense sean "más específicos y selectivos".

Ya en noviembre, poco después de la victoria de Trump, Lagarde había instado a los líderes europeos a actuar para evitar una escalada comercial. En esa ocasión, sugirió negociar con la administración estadounidense acuerdos sobre la compra de productos como gas natural licuado y equipamiento militar, una estrategia que, en su opinión, sería preferible a una represalia comercial directa. "Un enfrentamiento de ojo por ojo no beneficia realmente a nadie", advirtió entonces.

Pese a estas advertencias, Trump ha reiterado su intención de imponer aranceles a Europa, incluso después de asumir la presidencia. "La Unión Europea ha sido muy injusta con nosotros, y tendrán que pagar aranceles. Es la única manera de equilibrar las cosas", declaró recientemente. Ante estas amenazas, varios líderes europeos han reaccionado desde Davos. Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, advirtió que los aranceles serían perjudiciales tanto para la UE como para Estados Unidos, mientras que el comisario europeo de Economía, Valdis Dombrovskis, aseguró que Europa respondería de manera "proporcionada" si los gravámenes se hacen realidad.

Más allá del debate sobre el proteccionismo estadounidense, Lagarde abordó el estado de la economía europea y su posible influencia en las políticas monetarias del BCE. La presidenta destacó que, aunque la inflación en los servicios y los incrementos salariales siguen siendo preocupantes, el objetivo del 2% está cerca, y el proceso de desinflación continúa. No obstante, evitó mencionar otros riesgos, como el encarecimiento de las importaciones por la debilidad del euro o los altos precios de la energía.

Se espera que el BCE anuncie la próxima semana un nuevo recorte de los tipos de interés en 25 puntos básicos, el quinto en seis reuniones, lo que situaría la tasa en el 2,75%. Según los mercados, los recortes podrían mantenerse hasta mediados de año, cuando se reabra el debate sobre el tipo de interés neutral, que no estimula ni frena la economía. Lagarde estima esta tasa entre el 1,75% y el 2,25%, aunque los miembros más conservadores del BCE elevan ese umbral al 2,5%, mostrando cautela ante un estímulo excesivo pese al débil crecimiento de la zona euro. "Cuando nos acerquemos a ese nivel, el debate será más intenso", concluyó Lagarde.

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