(Expansión, 04-04-2025) | Mercantil, civil y administrativo

La guerra comercial global iniciada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha generado gran inquietud entre los principales sectores exportadores de España. Estados Unidos, siendo el sexto destino más importante para las exportaciones españolas -y el primero fuera de la Unión Europea- recibe cada año más de 18.000 millones de euros en productos españoles como bienes de consumo, automóviles, alimentos, bebidas, textiles, artículos de lujo, equipamiento industrial y productos siderúrgicos. La principal preocupación, además de la incertidumbre general, radica en el aumento de la inflación derivado del nuevo paquete de aranceles y su repercusión en las ventas.

Uno de los sectores más expuestos es el del automóvil, especialmente en el ámbito europeo, ya que fue uno de los primeros en ser impactado por los aranceles del 25% impuestos por la administración Trump. Aunque España exporta pocos vehículos completos a EE.UU., las empresas de componentes -como Antolín, Gestamp o Cie- venden cerca de 1.000 millones de euros anuales en piezas al mercado estadounidense. Este país es el octavo destino de las exportaciones del sector de componentes automotrices, representando el 4% del total.

Sin embargo, algunas empresas del sector podrían sortear parcialmente los efectos de estos aranceles, ya que muchos fabricantes tienen plantas en suelo estadounidense -unas 40 en total- que trabajan cerca de sus clientes, lo cual las posiciona favorablemente ante una política comercial basada en la producción local.

En el ámbito agroalimentario, el aceite de oliva y el vino son los productos más perjudicados. Compañías aceiteras de renombre como Deoleo (propietaria de marcas como Carbonell y Koipe) o Dcoop, así como bodegas y productores de legumbres y hortalizas, figuran entre los más afectados. Según el Ministerio de Agricultura, las exportaciones agroalimentarias y pesqueras españolas a EE.UU. alcanzaron en 2024 los 3.609 millones de euros, lo que supone un aumento del 21,4% respecto al año anterior y más del 73% frente a los datos de 2020.

El aceite de oliva es el producto alimentario español más exportado a EE.UU. Solo en 2024, estas ventas ascendieron a 1.013,4 millones de euros, un 58% más que en 2023. En el caso de Deoleo, las ventas en Norteamérica representaron más del 26% de su facturación total.

El sector vinícola también se muestra especialmente vulnerable, ya que las exportaciones a Estados Unidos suponen de media el 14% de los ingresos de las bodegas españolas, aunque en el caso de las más pequeñas puede llegar a representar más del 30%, según José Luis Benítez, director general de la Federación Española del Vino (FEV). Representantes de bodegas como Freixenet, Ramón Bilbao, Osborne, Marqués de Cáceres o González Byass se reunieron recientemente con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien anunció un plan de apoyo de 14.000 millones de euros destinado a las empresas más afectadas.

Frente a la creciente tensión inflacionista causada por la sucesión de medidas proteccionistas, la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) pidió mantener la calma y reforzar la promoción de los productos españoles en el mercado estadounidense, al que considera esencial para las exportaciones fuera de Europa.

España también tiene una posición destacada en el sector de la belleza, con firmas como Puig que cuenta con una importante cartera de clientes en EE.UU., país que se ha convertido en el principal destino extracomunitario de los cosméticos y perfumes españoles, incluso por delante de Reino Unido. En 2024, las exportaciones del sector a EE.UU. alcanzaron los 833 millones de euros, un 57% más que en el año anterior, representando el 8,7% del total exportado. Los perfumes representan más del 70% de esas ventas, seguidos a distancia por productos de higiene y cuidado personal.

El sector textil también se encuentra redefiniendo su estrategia ante esta guerra arancelaria. EE.UU. es un mercado prioritario para grandes compañías como Inditex y Mango. Los nuevos aranceles afectarán según el país de origen de la producción, con tasas del 10% para Turquía y Marruecos, 20% para Portugal, 26% para India, 29% para Pakistán, 34% para China, 37% para Bangladés, 46% para Vietnam y 49% para Camboya. Ninguna de estas firmas produce en EE.UU., por lo que es probable que aumenten su producción en países como Marruecos y Turquía, que sufrirán menos impacto arancelario que los mercados asiáticos.

Carola Hermoso, directora general de Unesid -la patronal que agrupa a empresas como Acerinox, Sidenor o ArcelorMittal-, advirtió que los nuevos aranceles del 25% sobre el acero podrían afectar seriamente la competitividad de la industria siderúrgica española y amenazar el empleo de más de 60.000 trabajadores directos en el sector.

En el ámbito de la construcción, las empresas azulejeras como Porcelanosa y los fabricantes de ladrillos y tejas también se verán perjudicados. Según la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), el impacto negativo en las exportaciones de materiales de construcción se estima en unos 500 millones de euros sobre un volumen total de 2.367 millones.

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