(Expansión, 21-01-2025) | Laboral
Cepyme estima que si el tamaño promedio de las empresas en España se equiparara al de la media europea, se podrían generar un millón de empleos, reducir el desempleo al 8% y disminuir tanto el déficit como la deuda pública.
El reducido tamaño de las empresas españolas, una característica estructural de su tejido productivo, está condicionado por una serie de obstáculos fiscales, burocráticos y laborales que dificultan su crecimiento, limitan su productividad y afectan a su competitividad.
Actualmente, el 99,19% de las empresas en España tiene menos de 50 trabajadores. Aunque esta cifra es similar a la de otros países de la Unión Europea, la proporción de pequeñas empresas es significativamente mayor. Según el informe de Cepyme sobre crecimiento empresarial, la ocupación media por empresa en España es de 4,8 empleados, muy por debajo de países como Alemania (11,9), Reino Unido (8,7), Austria (7,6) y Dinamarca (7,3).
Las pequeñas empresas representan el 53,2% del empleo en España, una cifra solo superada por Italia (61,8%) y Portugal (59,9%), y considerablemente más alta que en Alemania (40,9%), Reino Unido (38,2%) y Suecia (37,2%). La media europea es del 46,8%. En términos absolutos, España necesitaría aumentar en un 36% el número de medianas empresas para alcanzar la media europea, lo que equivale a sumar unas 6.600 empresas de este tipo.
Aunque en los últimos años se ha observado una ligera tendencia al incremento del tamaño empresarial, Cepyme advierte que los avances son insuficientes para cerrar la brecha con Europa. Esto se debe principalmente a una red de barreras que desincentivan el crecimiento, como las cargas burocráticas asociadas a superar los 50 empleados, que incluyen la obligación de crear comités de empresa, comités de seguridad y salud, elaborar planes de igualdad, y presentar balances más complejos si se superan ciertos umbrales de activos o facturación.
Además de la burocracia, el elevado coste fiscal también frena el crecimiento. España tiene el séptimo tipo general más alto en el Impuesto sobre Sociedades (25%), lo que afecta la rentabilidad de las inversiones y reduce la competitividad en el mercado internacional.
Por otro lado, los costes laborales suponen otro gran desafío. España ocupa el quinto puesto en términos de cotizaciones sociales más altas, con una estructura que carga significativamente más al empleador en comparación con otros países europeos. Esto, sumado al incremento del salario mínimo en un 73% desde 2016, ha elevado el coste de contratación a 1.738 euros mensuales para el salario mínimo actual.
Según Cepyme, igualar el tamaño promedio de las empresas españolas al de Europa tendría un impacto positivo considerable: incrementaría el PIB en un 5,6%, reduciría la tasa de paro en cuatro puntos, bajaría la deuda pública en casi seis puntos porcentuales y generaría ingresos tributarios suficientes para reducir el déficit fiscal en un 1,5% del PIB sin necesidad de aumentar los impuestos.