(El Economista, 09-09-2024) | Laboral

Los trabajadores en España afrontan el paso a la jubilación de manera muy variada, tal como lo evidencian las diferencias en la edad de acceso a la pensión pública y en su monto. En el caso de los trabajadores autónomos, la última reforma que castiga la jubilación anticipada no ha afectado de manera significativa sus hábitos. Siguen siendo quienes más tarde se retiran y, como consecuencia, los que menos optan por adelantar su salida del mercado laboral. La diferencia entre autónomos y asalariados supera los 15 meses: los primeros se jubilan, en promedio, a los 66,2 años, mientras que los trabajadores del Régimen General lo hacen a los 65.

Hasta ahora, los autónomos han quedado fuera de las reformas más importantes en materia de pensiones. Primero, la reforma de 2013 introdujo un aumento progresivo de la edad de jubilación y de los años de cotización requeridos. Segundo, la reforma de 2021 impuso penalizaciones a la jubilación anticipada. Estas medidas han contribuido a que los autónomos ya se retiren después de los 65 años, y que pocos opten por jubilarse antes de la edad legal, solo el 13,4% lo hace actualmente (16% antes de la reforma).

También es importante considerar las medidas que fomentan la jubilación demorada. Incluso antes de las mejoras que aumentan la pensión por cada año adicional trabajado, esta modalidad ya era la preferida por los autónomos. Desde 2021, el porcentaje de autónomos que eligen retrasar su jubilación se ha duplicado, alcanzando el 27,6%, atraídos por el incremento en su pensión o el pago en efectivo ofrecido por la Seguridad Social.

¿Hay una razón económica detrás de esto? Tradicionalmente, los autónomos han recibido pensiones más bajas que los asalariados, resultado de bases de cotización menores o de cotizar por el mínimo, algo común antes de que se implementara el actual sistema de cotización por ingresos reales. La pensión media de un autónomo es 650 euros inferior a la de un trabajador del Régimen General, aunque este verano se logró superar el umbral de los 1.000 euros de pensión media.

Entonces, ¿hay una motivación económica para que los autónomos alarguen su vida laboral? En principio, sí, pero no es la única explicación. Las estadísticas de la Seguridad Social muestran que aquellos autónomos que se jubilan de forma anticipada tienen pensiones casi un 20% más altas que los que retrasan su jubilación más allá de los 65 años.

Otra posible causa radica en las condiciones de la jubilación activa. Los ajustes realizados este verano han restringido los beneficios para los autónomos, que ya no pueden cobrar el 100% de su pensión junto con sus ingresos laborales si tienen empleados contratados. Ahora, este beneficio se limita al 75% si tienen al menos un empleado fijo con antigüedad mínima de 18 meses, o si contratan a un nuevo empleado fijo sin relación laboral previa en los dos años anteriores al inicio de la jubilación activa. Además, la Seguridad Social otorga un 5% adicional por cada año de actividad continua.

Más allá de lo económico, factores como la tradición o el apego a la profesión también juegan un papel importante, como destacan la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) y Séniors Españoles para la Cooperación Técnica (Secot). Muchos autónomos han dedicado su vida a su trabajo y no desean dejarlo, o les resulta difícil traspasar el control de su negocio a otra persona. Un ejemplo emblemático es el de Presentación Salazar, una camarera de 94 años que sigue al frente de su negocio tras 70 años, y que fue reconocida por la ATA por su trayectoria.

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