(El Economista, 23-07-2024) | Laboral

Los despachos de abogados advierten que, frecuentemente, los empleados recurren de manera fraudulenta a las bajas por incapacidad temporal (debido a accidentes o enfermedades comunes, ya sean físicas o psicológicas) para mejorar su posición negociadora frente a la empresa o para protegerse de un despido. También señalan que las empresas, tras los recientes cambios legislativos, tienen pocas herramientas para combatir el absentismo, que ha aumentado de manera "dramática" desde la pandemia.

Los bufetes afirman que, aunque no de manera masiva, las consultas de las empresas sobre cómo enfrentar el absentismo de los empleados "sin duda" han aumentado desde la pandemia, y predicen que la situación empeorará. Según el último informe de Randstad sobre absentismo laboral en 2023, los trabajadores ya pierden el 6,5% de las horas pactadas en sus contratos.

Clara Marín, directora en el área de Derecho Laboral de Andersen, explica que en 2020 se derogó el despido objetivo por absentismo, que permitía despedir a un trabajador si se ausentaba un 20% de horas al año, ya fuera de manera justificada o injustificada. "Ahora, solo queda el despido disciplinario por ausencias repetidas e injustificadas".

Además, Marín menciona que la Ley de Igualdad de Trato y No Discriminación de 2022 establece que los despidos por discriminación son nulos, considerando la enfermedad como motivo discriminatorio. Aunque las enfermedades, especialmente las psicológicas, son asuntos muy serios, hay casos en los que los trabajadores "las utilizan como medidas de presión para negociar algo" o para protegerse de un despido y ganar tiempo mientras buscan otro empleo.

Montse Rodríguez, socia directora del área de Laboral de BDO Abogados, señala que se están usando los derechos de manera fraudulenta para blindarse. Desde su experiencia, indica que algunas personas, al percibir problemas en la empresa o temer un despido, acuden al médico de familia y solicitan la baja. Los expertos laborales de Ceca Magán comparten esta opinión. "La protección a los trabajadores que se encuentran de baja por incapacidad laboral ha alcanzado niveles muy elevados, y algunas personas la están utilizando de manera fraudulenta para evitar decisiones sancionadoras o mejorar su posición negociadora frente a un despido", explican.

Rodríguez, de BDO, añade que tras los últimos cambios normativos, los empleadores prácticamente no tienen herramientas para luchar contra el absentismo. Sugiere que una alternativa sería eliminar de los convenios colectivos el complemento que las empresas pagan para completar hasta el 100% el sueldo de los empleados de baja por incapacidad. "Las patronales deberían plantearse no complementar las bajas por incapacidad, excepto quizás las crónicas, pero no para aquellos que faltan dos días o un mes", afirma Rodríguez. Asimismo, propone que las bajas por incapacidad temporal se otorguen según el porcentaje de incapacidad. Por ejemplo, si una persona tiene un accidente en la pierna y su trabajo es de oficina, debería poder teletrabajar.

Por otro lado, desde Ceca Magán explican que el empresario está "muy limitado en cuanto a las acciones posibles para combatir el absentismo". Además de negociar para ajustar el pago de los complementos, el despacho sugiere que las herramientas más habituales de las empresas para combatir el absentismo son ofrecer incentivos económicos por los días efectivamente trabajados y fomentar la presencialidad.

Clara Marín, de Andersen, destaca que entre las herramientas para luchar contra la incapacidad temporal está la contratación de detectives o de compañías especializadas en el control del absentismo. No obstante, admite que los casos de incapacidad por cuestiones psicológicas son difíciles de controlar, ya que hay sentencias que recomiendan que el trabajador asista a discotecas para su recuperación anímica.

Los bufetes señalan que, además del absentismo, también ha aumentado la conflictividad entre empresas y trabajadores desde la pandemia debido al teletrabajo. Uno de los mayores problemas es que los empleados ya no quieren ir a la oficina, sino trabajar desde casa. En otras ocasiones, simplemente faltan determinadas horas. Marín indica que estos casos son más sencillos de manejar, ya que se puede despedir por motivos disciplinarios debido a faltas repetidas e injustificadas. No obstante, también recomienda a las empresas sancionar por desobediencia, ya que si se permite podría convertirse en un derecho adquirido.

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