(El Economista, 13-01-2025) | Laboral

El pasado 1 de noviembre entró en vigor una reforma del subsidio por desempleo, destinada a quienes se registran como demandantes de empleo tras haber agotado la prestación contributiva o no tener derecho a ella por no cumplir con el tiempo mínimo de cotización. Esta ley, resultado de amplias negociaciones entre los Ministerios de Economía y Trabajo, así como de un diálogo con Bruselas y los sindicatos, contempla la posibilidad de mantener una ayuda al encontrar empleo, incluso si se trata de una jornada completa.

Desde su implementación, cerca de 5.000 personas han podido beneficiarse de esta medida, diseñada como un incentivo para fomentar la búsqueda activa de empleo, según explicó el secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey. Aunque esta cifra es limitada respecto al total de beneficiarios del subsidio, se debe al corto tiempo transcurrido desde su entrada en vigor y a las restricciones de la norma, que no permite esta compatibilidad para los desempleados que cobran la prestación contributiva hasta que no haya pasado un año desde la pérdida de su empleo.

Cuando los beneficiarios encuentran trabajo, no siguen percibiendo el subsidio, sino que pasan a recibir un "complemento de apoyo al empleo", una ayuda creada por esta misma reforma. Este complemento se otorga automáticamente por un máximo de 180 días y su cuantía varía en función del tiempo que se haya estado cobrando el subsidio y el tipo de jornada del nuevo empleo, tal como establece el Real Decreto-ley 2/2024, vinculado al cuarto desembolso de los fondos europeos.

El importe de esta ayuda se calcula como un porcentaje del Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples (IPREM), establecido en 600 euros al mes en 2023 y susceptible de ser actualizado en futuros presupuestos. Así, el "complemento de apoyo al empleo" oscila entre 480 y 30 euros mensuales, dependiendo de los factores mencionados. Por ejemplo, una persona con jornada completa que haya recibido el subsidio durante nueve meses recibirá 180 euros al mes, mientras que si lo percibió solo un mes obtendrá 480 euros, además de su nuevo salario. Si el empleo es a media jornada, estas cifras se reducen a 150 y 360 euros, respectivamente.

Esta nueva ayuda tiene un tope del 80% del IPREM, que corresponde a la cuantía máxima del subsidio de desempleo antes de la reforma. La normativa actual establece que el subsidio sea del 95% del IPREM (570 euros al mes) durante los primeros seis meses, y del 90% (540 euros) en los seis meses siguientes, reduciéndose al 80% a partir del primer año. Este esquema fue fruto de un acuerdo entre Economía y Trabajo, ya que la presidenta del Banco Europeo de Inversiones, Nadia Calviño, consideraba que un incremento mayor podría desincentivar la búsqueda de empleo. Finalmente, se alcanzó un término medio, ya que la propuesta inicial de Yolanda Díaz buscaba elevar el subsidio al 110% del IPREM en el primer año.

El texto inicial de la reforma, aprobado en diciembre de 2023, también incluía una reducción progresiva en las cotizaciones de los beneficiarios del subsidio para mayores de 52 años, bajándolas del 125% al 100%. Sin embargo, tras el rechazo parlamentario liderado por Podemos, el Gobierno abrió una nueva negociación con sindicatos y patronales, eliminando este punto para cumplir con los compromisos adquiridos con Bruselas.

Según los datos del Ministerio de Trabajo, el 73% de los beneficiarios del subsidio por desempleo son mayores de 50 años, lo que justifica que uno de los principales objetivos de esta reforma haya sido reducir el desempleo de larga duración. La compatibilidad de la ayuda con un empleo busca incentivar la incorporación laboral, aunque este ofrezca salarios más bajos o jornadas reducidas. No obstante, este grupo de edad solo representa el 30% de quienes perciben la prestación contributiva.

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