(El País, 11-07-2024) | Fiscal

En una iniciativa sin precedentes, cerca de veinte exjefes de Estado y de Gobierno de diversos países han dirigido una carta al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y a otros líderes del G-20, solicitando apoyo formal para un ambicioso plan fiscal que pretende imponer un gravamen especial sobre las 3.000 personas más ricas del mundo. Entre los firmantes se encuentran los expresidentes españoles Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, así como otros destacados exmandatarios internacionales.

La misiva, a la que ha tenido acceso El País y que ha sido coordinada por el Club de Madrid y Oxfam Intermón, argumenta que gravar a los ultrarricos cuenta con un amplio respaldo popular y es una medida estratégicamente necesaria para combatir la extrema desigualdad. "Los multimillonarios pagan una tasa impositiva más baja que maestros y limpiadores", afirman los exlíderes en el documento. En concreto, los superricos contribuyen con menos del 0,5% de su riqueza a las arcas públicas, lo que resulta en una acumulación improductiva de recursos que podrían destinarse a educación, salud e infraestructuras.

Hace unas semanas, la presidencia brasileña del G-20 presentó las conclusiones de un informe encargado al economista francés Gabriel Zucman, quien dirige el Observatorio Fiscal de la Unión Europea. El informe propone que aquellos con una riqueza superior a 1.000 millones de dólares paguen al menos un 2% de su patrimonio total, lo que podría generar entre 200.000 y 250.000 millones de dólares anuales. Países como España, Francia, Brasil, Sudáfrica, Colombia y Bélgica ya han mostrado su respaldo a esta medida.

El gravamen se calcularía sobre la riqueza total de los individuos, incluyendo inmuebles, acciones y otros bienes, para evitar manipulaciones y ocultamientos. De esta manera, se espera que los ultrarricos paguen, en promedio, 80 millones de dólares cada uno. Además, si el marco se ampliara a personas con un patrimonio neto superior a 100 millones de dólares, la recaudación adicional podría oscilar entre 100.000 y 140.000 millones de dólares anuales.

La carta subraya la importancia de la coordinación global, tomando como ejemplo el acuerdo sobre el mínimo global del 15% para las multinacionales alcanzado en el marco de la OCDE. "La acción nacional es indispensable, pero por sí sola no es suficiente debido a la naturaleza global del capital y las prácticas de evasión y elusión fiscal de los ultrarricos", explican los firmantes.

Los exlíderes reconocen las dificultades y presiones que enfrentan los actuales mandatarios, pero insisten en la necesidad de un liderazgo mundial para alcanzar un nuevo consenso sobre la tributación de las grandes fortunas. "Estamos listos para apoyarlos en esta agenda", concluyen.

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