(El País, 18-11-2024) | Fiscal

La Comisión Europea se une al conjunto de organismos nacionales e internacionales, incluido el Gobierno, que se muestran gratamente sorprendidos por la evolución de la economía española. La institución ha revisado al alza su previsión de crecimiento para este año, situándola en un 3%, casi un punto más de lo estimado previamente, y ha mejorado también en cuatro décimas la proyección para el próximo año, alcanzando el 2,3%. De confirmarse estas cifras, España se convertiría en la economía con mejor desempeño entre las grandes naciones de Europa, en una zona euro que, aunque crece mejor de lo esperado, sigue sin despegar del todo. Para 2024, se espera un crecimiento del 0,8% en la región, que aumentará al 1,3% en 2025.

El alcance de esta "sorpresa positiva", como lo describe el propio informe de la Comisión, se percibe al compararlo con otras revisiones recientes, como la del FMI y el Banco de España, que ajustaron sus estimaciones al alza en medio punto. Aunque la Comisión ha pasado de ser menos optimista que estos organismos a mostrar un mayor optimismo ahora, todos coinciden en un crecimiento cercano al 3%. Este rendimiento sobresaliente se debe al dinamismo del consumo, respaldado por un mercado laboral resistente, la fortaleza del turismo y el impulso de la inversión prevista para 2025 y 2026.

Sin embargo, este panorama alentador no está exento de riesgos. Uno de ellos, identificado en el informe, es el turismo, uno de los principales motores económicos del país. Una posible ralentización debido a la debilidad de economías emisoras como la alemana podría revertir esta sorpresa positiva. Otro riesgo señalado es el impacto de fenómenos meteorológicos extremos, como las recientes inundaciones en Valencia, cuyo costo en términos de reconstrucción aún no está claro y podría afectar las cuentas públicas. Además, la Comisión advierte sobre el aumento de eventos climáticos adversos en Europa, citando inundaciones en países como Grecia, Polonia, Eslovenia y Bosnia.

Mientras tanto, la economía europea sigue avanzando a un ritmo lento. Según el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, "la recuperación es gradual". Gentiloni confía en que la disminución de la inflación y el aumento del consumo y la inversión, junto con tasas de desempleo históricamente bajas, impulsarán un crecimiento más sólido en los próximos años. Por su parte, Valdis Dombrovskis, vicepresidente de la Comisión, destacó la necesidad de abordar retos estructurales como la productividad y la competitividad para mantener el dinamismo económico.

A pesar de los esfuerzos, ni la Unión Europea en su conjunto ni la zona euro lograrán crecer por encima del 2% en los próximos dos años. El débil desempeño de Alemania, el estancamiento de Italia y Países Bajos, y el consumo privado reducido han limitado la recuperación. Aunque España y, en menor medida, Francia han ofrecido resultados mejores de lo esperado, el consumo en Europa sigue siendo frágil, con una tasa de ahorro del 15%, superior a la media histórica.

La relajación de la política monetaria por parte del BCE, tras reducir los tipos de interés en varias ocasiones desde junio, podría favorecer una ligera aceleración económica. Con la inflación controlada y proyectada en un promedio del 2,6% este año y del 2% en 2026, se espera que el crédito bancario también muestre signos de recuperación, aunque todavía presenta debilidad en términos nominales.

El mercado laboral continúa siendo un pilar de estabilidad, con una tasa de desempleo del 6% en la zona euro. Sin embargo, España sigue destacando como un caso particular, ya que su tasa de paro no bajará del 10% durante los próximos tres años, según las previsiones, a diferencia de Alemania, que mantiene un escenario cercano al pleno empleo con solo un 3% de desempleo.

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