(Cinco Días, 20-01-2025) | Mercantil, civil y administrativo

El periodo más crítico ha quedado atrás, pero nuevos desafíos se vislumbran en el horizonte, amenazando con ralentizar el crecimiento de la economía mundial. Según el último informe de Perspectivas económicas mundiales del Banco Mundial, publicado este jueves, la economía global avanzará un 2,7% tanto este año como el próximo. Este ritmo se verá afectado por el bajo desempeño de las dos principales potencias económicas, China y Estados Unidos, además de las tensiones comerciales y la incertidumbre generalizada. Estas tasas coinciden con las de 2024 y se sitúan 0,4 puntos porcentuales por debajo del promedio registrado entre 2010 y 2019, antes de la pandemia.

Las economías en desarrollo enfrentarán los mayores retos, ya que su crecimiento no será suficiente para reducir la pobreza ni para aproximarse a los niveles de ingreso de los países más avanzados. "En términos generales, el potencial de crecimiento mundial ha caído aproximadamente un tercio", señala el organismo. El crecimiento económico, aunque moderado, estará impulsado por una inflación en descenso que permitirá nuevas reducciones en las tasas de interés, aunque estas seguirán siendo más altas que en la década pasada. Esto aliviará las cargas de deuda y reforzará el consumo. Sin embargo, el comercio mundial crecerá a un ritmo inferior al de la década anterior en casi dos tercios de las economías, y el progreso de los países emergentes y en desarrollo será más lento, dificultando la convergencia de ingresos. Además, persisten riesgos significativos que podrían empeorar las perspectivas globales.

El Banco Mundial destaca el aumento de las políticas que distorsionan el comercio, un problema que afecta especialmente a los países menos desarrollados. Este escenario podría agravarse con la posible vuelta de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, quien ha anunciado medidas proteccionistas a partir del 20 de enero. En 2024, las restricciones al comercio internacional fueron cinco veces más numerosas que en el periodo 2010-2019, lo que contribuyó a una desaceleración económica: del 5,9% en la década del 2000 al 3,5% en la de 2020. El Banco Mundial aboga por una mayor cooperación internacional y el fortalecimiento de un sistema comercial basado en reglas comunes.

La economía global también enfrenta incertidumbres relacionadas con los conflictos en Ucrania y Oriente Próximo, así como inestabilidades en regiones como África. Estas situaciones podrían alterar los mercados de materias primas y los intercambios comerciales. Otros riesgos incluyen un posible repunte de la inflación, la vulnerabilidad de la deuda soberana, el cambio climático, un desempeño más débil de las principales economías y una mayor fragmentación comercial. Si estos riesgos se materializan, el crecimiento global podría reducirse aún más. Sin embargo, un avance más sólido de las mayores economías y una desinflación sostenida podrían mejorar las perspectivas económicas.

Los países desarrollados crecerán un 1,7% en 2025 y un 1,8% en 2026. Estados Unidos experimentará un crecimiento del 2,3% y el 2%, respectivamente, mientras que la zona euro se expandirá más lentamente, con un 1% y un 1,2%. Las economías emergentes mantendrán un crecimiento más firme, del 4,1% en 2025 y del 4% en 2026. En el caso de China, el avance será moderado en comparación con sus estándares históricos: un 4,5% en 2025 y un 4% en 2026. A pesar de estos ritmos, el progreso será insuficiente para sostener un desarrollo económico robusto. El informe subraya que las economías emergentes cerrarán el primer cuarto del siglo XXI con las perspectivas de crecimiento a largo plazo más débiles desde el año 2000.

En las últimas décadas, los países en desarrollo han ganado peso en la economía global, pasando de representar el 25% en 2000 al 45% en la actualidad. Sin embargo, la crisis financiera de 2008 frenó su avance, reduciendo los flujos de inversión extranjera directa a la mitad en relación con el PIB. En los últimos diez años, excepto en China e India, las tasas de crecimiento promedio de la renta per cápita han sido medio punto porcentual inferiores a las de los países avanzados, ampliando la brecha entre ricos y pobres.

Según Indermit Gill, economista jefe del Banco Mundial, los próximos 25 años serán más desafiantes para los países en desarrollo que los últimos 25. Factores como la alta deuda, el bajo crecimiento de la inversión y la productividad, y los crecientes costos asociados al cambio climático dificultarán su progreso. En este contexto, se requerirá un enfoque estratégico renovado que fomente las reformas internas, potencie la inversión privada, profundice las relaciones comerciales y promueva un uso más eficiente de los recursos.

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