(Cinco Días, 07-03-2025) | Mercantil, civil y administrativo

El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido continuar con su política de reducción de tipos de interés, acumulando ya seis recortes, cinco de ellos consecutivos. La institución considera que su enfoque monetario es ahora "considerablemente menos restrictivo", lo que genera incertidumbre sobre la posibilidad de futuras reducciones en próximas reuniones.

Desde Fráncfort, la autoridad monetaria ha vuelto a disminuir el precio del dinero en 25 puntos básicos, situándolo en el 2,5%, el nivel más bajo desde febrero de 2023. Este ajuste forma parte de una serie de reducciones iniciadas en junio del año pasado, evidenciando la firme intención de relajar las condiciones monetarias.

El nuevo umbral del 2,5% se aproxima al rango estimado como tasa neutral, que oscila entre el 1,75% y el 2,25%, nivel en el cual la política monetaria ni estimula ni frena el crecimiento económico. No obstante, el BCE ha insistido en que esta referencia no será el principal criterio para sus decisiones futuras, aunque los recientes comunicados ya han reflejado un cambio en su discurso.

En su última declaración, el organismo ha suavizado su descripción de la política monetaria, sugiriendo que los tipos de interés podrían estar cerca de un punto de equilibrio. La reducción del coste del crédito para empresas y hogares, junto con la reactivación del crecimiento de los préstamos, refuerza la idea de que el actual escenario es menos restrictivo.

Este matiz en el mensaje es clave para los mercados, pues sugiere que el ritmo de recortes podría ralentizarse. Durante los últimos nueve meses, el Consejo de Gobierno del BCE había mostrado una postura unificada en favor de la relajación monetaria, pero ahora surge un escenario de mayor división interna. La trayectoria descendente de los tipos ya no parece tan clara.

"La incertidumbre del entorno nos obliga a estar atentos y reaccionar con agilidad a los datos. Decidiremos si continuamos con los recortes o hacemos una pausa según la evolución de la situación", explicó la presidenta del BCE, Christine Lagarde.

Aunque el hecho de no eliminar completamente la referencia a la restricción monetaria sugiere que todavía podría haber al menos una reducción adicional, el debate sobre el alcance de los futuros recortes ya está abierto. Mientras que los sectores más conservadores del BCE, conocidos como "halcones", defienden que no es necesario bajar los tipos a niveles que incentiven la economía, otros miembros abogan por continuar con la reducción del precio del dinero. Hasta ahora, el mercado preveía nuevas rebajas en abril y junio, lo que situaría los tipos en torno al 2%. Sin embargo, al menos una de esas reducciones ahora parece incierta.

La prudencia del BCE también se justifica por el deterioro de las previsiones económicas. Las nuevas proyecciones elevan la estimación de inflación para 2025 al 2,3%, dos décimas más de lo calculado en diciembre. Además, la institución no espera que la inflación regrese al objetivo del 2% antes de principios de 2026.

A pesar de este repunte en las previsiones inflacionarias, el BCE resta importancia al ajuste, argumentando que la revisión al alza se debe exclusivamente a la energía. De hecho, los datos utilizados para el informe no incluyen las recientes caídas en los precios del mercado, que podrían haber modificado el resultado. "Los factores más determinantes, como los salarios y la inflación subyacente, evolucionan en la dirección correcta, lo que nos da confianza", subrayó Lagarde.

En cuanto al crecimiento económico, las previsiones han vuelto a ser revisadas a la baja, continuando una tendencia de ajustes negativos que ya dura un año. El BCE solo anticipa un incremento del PIB del 0,9% en 2024, y la recuperación sigue retrasándose, lo que limita las presiones inflacionarias.

Además, la incertidumbre sobre el futuro de las políticas comerciales globales, en particular ante la posibilidad de que Donald Trump regrese al poder en EE.UU., se suma a las preocupaciones del BCE. La institución ha advertido que el descenso de las exportaciones y la debilidad de la inversión se deben, en parte, a la incertidumbre sobre las futuras medidas económicas y comerciales. "Nos encontramos en un contexto de incertidumbre sin precedentes", concluyó Lagarde.

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