(Cinco Días, 17-03-2025) | Mercantil, civil y administrativo

En un contexto de incertidumbre en los mercados durante las últimas semanas, el oro ha logrado destacarse, alcanzando por primera vez los 3.000 dólares por onza y estableciendo un nuevo récord histórico. Este incremento refleja la cautela de los inversores, quienes suelen recurrir a este metal en momentos de inestabilidad y tensión. El inicio de 2025 ha estado marcado por un clima de incertidumbre, con una volatilidad en los mercados financieros, temores de recesión en Estados Unidos, tensiones geopolíticas crecientes y disputas comerciales. Todo esto ha favorecido la apreciación del oro, cuyo precio ha aumentado un 12,4% en lo que va del año. Sin embargo, tras alcanzar este nivel, ha registrado fluctuaciones con ligeras caídas y repuntes.

Según José Manuel Marín Cebrián, economista y fundador de Fortuna SFP, el oro se mantiene como una opción segura en tiempos de volatilidad, protegiendo el patrimonio de los inversores. Su valor suele incrementarse en momentos de incertidumbre económica, actuando como una barrera contra la inflación y la depreciación de las monedas.

Los analistas prevén que esta tendencia alcista podría continuar, lo que ha llevado a varias firmas de inversión a revisar sus estimaciones al alza. Macquarie Group pronostica que el precio podría alcanzar los 3.500 dólares en el segundo trimestre, mientras que BNP Paribas ha ajustado su previsión a 3.100 dólares, argumentando que el aumento de los aranceles en Estados Unidos ha generado un nuevo factor de incertidumbre. Desde la entidad francesa han señalado que el principal cambio respecto a sus estimaciones anteriores se debe al impacto de las amenazas arancelarias impulsadas por la administración de Trump.

El aumento en el precio del oro también refleja el interés de bancos centrales y grandes fondos de inversión por reforzar sus reservas, buscando una alternativa frente a la volatilidad bursátil y la depreciación del dólar. Dado que el oro se cotiza en dólares, una caída en el valor de la moneda estadounidense hace que el metal sea más accesible para inversores extranjeros, lo que impulsa su demanda y eleva su cotización.

Por otro lado, los últimos datos de inflación en Estados Unidos, que indican una desaceleración en febrero, han llevado a los analistas a anticipar que la Reserva Federal podría reducir los tipos de interés en junio. Esta medida afectaría los rendimientos de bonos y otros activos de renta fija, haciéndolos menos atractivos y beneficiando al oro, que, aunque no genera intereses, se convierte en una opción más competitiva en comparación con estos instrumentos financieros.

Juan José del Valle, de Activotrade, destaca que una de las principales ventajas del oro es su capacidad para mantener el valor a lo largo del tiempo. A diferencia del dólar, que es una moneda fiduciaria sin un valor intrínseco, el oro tiene una oferta limitada, lo que reduce su volatilidad en comparación con otros activos y lo convierte en una herramienta eficaz para diversificar carteras, especialmente en escenarios de estanflación.

Los expertos también señalan que las políticas arancelarias de Trump refuerzan el atractivo del oro. Las medidas aplicadas a metales como el acero y el aluminio han generado represalias comerciales por parte de México, Europa y Canadá, lo que aumenta el riesgo de inflación en la oferta. Esto podría incrementar el interés por los metales preciosos debido a su naturaleza limitada y su percepción como refugio seguro.

A pesar de los niveles alcanzados, algunos inversores consideran que el precio del oro podría seguir subiendo. Nour Al Ali, estratega macro de Bloomberg, sostiene que más allá de una estrategia defensiva, la inversión en oro refleja una preocupación por riesgos estructurales a futuro, como la debilidad del dólar y el avance del proteccionismo global. En su opinión, estos factores podrían impulsar aún más la cotización del metal, superando el umbral de los 3.000 dólares.

Durante 2024, el oro ya había registrado un incremento del 27%, impulsado en gran medida por la fuerte demanda de los bancos centrales, especialmente en economías emergentes. Polonia lideró la adquisición de reservas con 89,54 toneladas adicionales, lo que representó un incremento cercano al 25%. Turquía sumó 74,79 toneladas, aumentando sus reservas en un 14%, mientras que India y China adquirieron 72,6 y 44,17 toneladas, respectivamente, según datos del World Gold Council.

El creciente flujo de inversión en fondos cotizados en bolsa respaldados por lingotes de oro también ha impulsado el precio del metal. Estos fondos han ganado popularidad en los últimos años al permitir que los inversores accedan al oro sin necesidad de comprar lingotes físicos. Ejemplos como el SPDR Gold Shares y el iShares Gold Trust han registrado un aumento cercano al 14% en lo que va del año, reflejando el renovado interés por este activo en el mercado financiero.

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