(Expansión, 17-12-2024) | Fiscal
El destino de los gravámenes temporales extraordinarios aplicados a la banca y a las energéticas se definirá esta semana, aunque con distintos niveles de incertidumbre. Estas figuras, que generaron una recaudación conjunta de 2.860 millones de euros en el último ejercicio, fueron creadas como "prestación pública patrimonial no contributiva" para los años 2022 y 2023, prorrogándose para 2024, pero expiran el 31 de diciembre. Inicialmente, el Gobierno buscaba aprovechar la reforma fiscal para convertirlos en impuestos permanentes, pero su posición de minoría parlamentaria le ha obligado a moderar sus aspiraciones.
El gravamen a las empresas energéticas se ha desligado de la reforma fiscal, y Hacienda trabaja contrarreloj para intentar asegurar su continuidad antes del próximo lunes (ver detalles en información adjunta). Por otro lado, el tributo a la banca sigue en proceso de votación parlamentaria hasta el jueves. En el marco de la reforma fiscal, el Gobierno ha planteado reemplazar el actual gravamen por un nuevo impuesto progresivo que se aplicará durante los años 2024, 2025 y 2026.
Este impuesto gravará el margen de intereses y las comisiones de las entidades financieras, tanto nacionales como extranjeras, de forma escalonada: un 1% para los primeros 750 millones; un 3,5% hasta los 1.500 millones; un 4,8% hasta los 3.000 millones; un 6% hasta los 5.000 millones, y un 7% a partir de esa cifra. Sin embargo, en su paso por el Senado, el PP ha utilizado su mayoría para introducir enmiendas que incluyen la bonificación de hasta el 100% del nuevo tributo para las entidades que reduzcan los intereses de las hipotecas o financien la construcción de viviendas con precio regulado.
Estas enmiendas, junto con otras propuestas del PP, como una rebaja del IRPF para jóvenes, deducciones fiscales para los afectados por la DANA y una aceleración en las reducciones tributarias para las pymes previstas en el proyecto, serán sometidas a votación en el Senado mañana. Una vez aprobadas, el paquete será devuelto al Congreso de los Diputados para su votación final el jueves. En esta instancia, el PP buscará el apoyo de PNV y Junts para que algunas de sus modificaciones permanezcan en la versión final de la norma.
Por su parte, desde el ala socialista del Gobierno confían en que PNV y Junts respeten el acuerdo previo alcanzado en torno a la reforma fiscal y rechacen las modificaciones introducidas por el PP en el Senado, permitiendo recuperar la versión inicial del proyecto para su aprobación definitiva.