(El Economista, 20-03-2025) | Laboral
Los datos de la Encuesta Trimestral de Costes Laborales (ECTCL) correspondientes al cierre de 2024 reflejan un aumento del 6,2% en el número de vacantes de empleo en España, alcanzando las 148.018, la cifra más alta registrada en un cuarto trimestre desde que se inició la serie histórica en 2013. No obstante, estos datos contrastan con la interpretación de Eurostat, que señala que las vacantes representan solo el 0,9% del total de puestos de trabajo, el porcentaje más bajo de la zona euro, donde la media es del 2,5%. Además, considerando que España lidera el ranking de desempleo en la UE, estos resultados la sitúan entre los países con menos oportunidades laborales según los datos de Bruselas.
El déficit de mano de obra se ha convertido en un tema central en el debate económico, y el incremento de vacantes recogido por el Instituto Nacional de Estadística (INE) refuerza la postura de quienes piden medidas para atajar el problema. Sin embargo, esta realidad choca con el hecho de que el país cuenta con 2,59 millones de desempleados, lo que equivale al 10,85% de la población activa. En términos medios, existen al menos 57 aspirantes potenciales por cada vacante disponible, sin considerar a aquellos que ya están empleados.
Los datos de la ECTCL muestran una mayor presencia del sector público en la oferta de vacantes, representando un 35% del total, un porcentaje muy superior al 19% que tenía en 2013, en plena crisis económica. Desde entonces, la cifra de puestos sin cubrir ha crecido un 174,5%, sumando 94.109 nuevas vacantes. De este aumento, el 45% corresponde a la administración pública, que ha incrementado su demanda en 42.387 plazas, lo que supone un alza del 408%.
Tras el sector público, los profesionales más demandados son los relacionados con actividades sanitarias y servicios sociales, que concentran el 12% de las vacantes, un porcentaje similar al de hace una década. En contraste, el comercio y el turismo han reducido su peso en la oferta laboral, pasando del 17% y el 12,6% en 2013 al 7,6% y 6,2% en 2024, respectivamente, a pesar del impacto habitual de la campaña navideña en el último trimestre del año.
Además, ambos sectores han sido superados por las "actividades administrativas y servicios auxiliares", que incluyen empleados de empresas de trabajo temporal (ETTs), limpiadores, porteros y jardineros. Este grupo ha aumentado su peso en la oferta de empleo, pasando del 4,08% en 2013 al 7,7% en la actualidad.
Las vacantes en el ámbito de la informática y digitalización también han crecido, pasando del 3,3% al 5,6% del total, situándose ligeramente por debajo de las actividades científicas y de consultoría, que alcanzan el 5,7%, apenas variando respecto al 5,8% de hace diez años. Por su parte, la industria manufacturera ha visto reducido su peso en las vacantes disponibles, pasando del 9% en 2013 al 5,7% actual.
El escaso número de vacantes en sectores con alta demanda de mano de obra, como la educación, la construcción o la logística, que apenas superan el 3% cada uno, genera dudas sobre la capacidad de la ECTCL para reflejar con precisión la realidad del mercado laboral. Sin embargo, esta metodología es la misma utilizada en los demás países de la Unión Europea y sirve de base para que la Oficina Europea de Estadística (Eurostat) calcule la tasa de vacantes, que mide la proporción de puestos sin cubrir respecto al total de empleos. Mientras en la zona euro la media es del 2,5%, en España se sitúa en el 0,9%, solo por encima de Polonia, Rumanía y Bulgaria.
Una posible explicación para esta situación es la elevada presencia de empleo temporal en España, ya que muchas empresas no consideran estas plazas como vacantes. Sin embargo, Países Bajos, con un porcentaje de trabajos eventuales mayor que el español, registra una tasa de vacantes del 4,1%. Por otro lado, el alto índice de rotación laboral en España, es decir, la frecuencia con la que los trabajadores entran y salen del desempleo, también influye en estos resultados.
Para Eurostat, el diagnóstico es claro: España es el país de la UE con menores posibilidades de encontrar empleo. Esto se debe a que, aunque tiene una tasa de vacantes reducida, su nivel de desempleo es el más elevado entre sus vecinos europeos. La relación entre vacantes y desempleo se representa en la Curva de Beveridge, utilizada para evaluar la fase del ciclo económico en la que se encuentra el mercado laboral. Según esta curva, los datos actuales indicarían que la economía española atraviesa una etapa de expansión, algo que encaja con el crecimiento del PIB y la evolución del empleo.
Estudios como los de BBVA Research respaldan esta idea, aunque sus previsiones apuntaban a que las vacantes superarían las 152.000 a finales de 2024. En su informe trimestral, el equipo liderado por Rafael Doménech sugería que si el aumento de vacantes es inferior a lo esperado en relación con la caída del paro, podría deberse a una mayor eficiencia en la asignación de trabajadores a los puestos de trabajo.
Sin embargo, esta interpretación pierde fuerza cuando se compara la tasa de Beveridge de España con la del resto de la UE. En otras economías europeas, las cifras que aquí se considerarían indicios de expansión reflejarían más bien una situación de crisis. A pesar de las advertencias de algunos expertos sobre la dificultad de hacer comparaciones directas, Eurostat sí las realiza.
De hecho, el organismo ha desarrollado un sistema de "puntos Beveridge" para los países de la UE, que proporciona una instantánea del panorama laboral. En este análisis, España aparece como la nación más alejada de las condiciones óptimas, caracterizadas por una baja tasa de desempleo y un número moderado de vacantes.
Así, los datos muestran que el mercado laboral español se enfrenta a una situación particular en comparación con el resto de Europa. No solo presenta una de las tasas de vacantes más bajas, sino que, al mismo tiempo, cuenta con un gran número de personas desempleadas. En definitiva, el problema no radica en que las empresas no encuentren trabajadores, sino en que los candidatos no hallan puestos disponibles. Este desajuste en el mercado de trabajo es un desafío persistente para el país y requiere soluciones que permitan una mejor conexión entre la oferta y la demanda de empleo.