(El País, 23-12-2024) | Mercantil, civil y administrativo
La economía española continúa mostrando un crecimiento sólido, destacándose frente a la debilidad que presentan otras grandes economías de la eurozona, como Alemania y Francia. Según los datos confirmados este lunes por el INE, el PIB creció un 0,8% en el tercer trimestre, marcando cinco trimestres consecutivos con tasas del 0,7% o superiores. A este ritmo, los analistas prevén que el año cierre con un crecimiento del 3,1%, superando el 2,7% registrado en 2023.
Los principales impulsores de este crecimiento han sido, por un lado, el consumo privado, que aumentó un 1,2% gracias a la mejora del empleo, la llegada de inmigrantes y la recuperación del poder adquisitivo en un contexto de moderación de precios y subidas salariales. Por otro lado, el consumo público creció un 2,5%, destacándose como un motor clave desde la pandemia, aunque representa solo el 20% de la actividad económica.
Sin embargo, la inversión sigue mostrando señales preocupantes, con un retroceso del 1,3% en el trimestre, a pesar de los fondos europeos y las reducciones en los tipos de interés. Además, el sector exterior registró una leve contribución negativa debido a que el aumento de las importaciones (+0,9%) superó al de las exportaciones (+0,4%), impulsado por la recuperación del consumo doméstico.
En cuanto a los sectores económicos, destacaron las actividades recreativas (+4,5%) gracias a la temporada estival, así como la agricultura (+1,1%), la administración pública, educación y sanidad (+1,4%) y las actividades financieras (+1,1%). Sin embargo, la construcción cayó un 1,5%, afectada por la falta de mano de obra a pesar de la creciente demanda de vivienda.
En términos interanuales, el PIB aumentó un 3,3%, impulsado principalmente por el consumo público, que creció un 5,1%, en parte debido al incremento de presupuestos en personal, sanidad y educación por parte de las comunidades autónomas. El consumo privado también avanzó un 3%, favorecido por el crecimiento de la población inmigrante, que representó el 85% del empleo generado en los primeros nueve meses del año. Las exportaciones subieron un 4,3%, mientras que las importaciones aumentaron un 3,2%.
La inversión, aunque creció un 1,6% interanual, sigue mostrando una evolución débil, lo que plantea dudas sobre la sostenibilidad del crecimiento a largo plazo. No obstante, sectores como las manufacturas (+4,4%) y las actividades inmobiliarias (+7,6%) han mostrado un desempeño destacado.
A pesar de que el PIB total se sitúa un 6,6% por encima de los niveles prepandemia, el PIB per cápita solo ha crecido un 3,1%, reflejando que parte del crecimiento se debe a la mayor población activa y no a mejoras en la productividad. Además, el consumo per cápita sigue un 0,7% por debajo de las cifras previas a la crisis sanitaria, lo que contribuye a la percepción de una recuperación económica más lenta.
Mirando hacia 2024, los analistas anticipan una moderación gradual del crecimiento, que podría situarse en torno al 2,5%. Esto se explicaría por un menor impulso del consumo público, un turismo más estable y un incremento de las importaciones. Sin embargo, se espera que factores como la mejora de las rentas familiares, un repunte de la inversión y una mayor ejecución de los fondos europeos sustenten el crecimiento económico del próximo año.