(El País, 02-12-2024) | Mercantil, civil y administrativo
Los pronósticos se están materializando: la inflación en la zona euro ha vuelto a subir en los últimos meses del año. En noviembre, el índice aumentó tres décimas hasta situarse en el 2,3%, encadenando su segundo mes consecutivo al alza, según los datos de la oficina europea de estadísticas. Este comportamiento evidencia que el proceso para controlar los precios y alcanzar el objetivo del 2% fijado por el Banco Central Europeo (BCE) sigue siendo largo y plagado de altibajos. En septiembre, cuando el índice bajó al 1,7%, parecía que la etapa inflacionaria había quedado atrás, pero ahora se confirma que la trayectoria descendente aún no está consolidada.
El dato de septiembre ofrecía una cierta ilusión, ya que se anticipaba que los precios repuntarían a medida que se acercara el fin de año. Los economistas del BCE eran conscientes de esta posibilidad, atribuible a la conclusión de algunas medidas adoptadas durante los picos más altos de inflación y a efectos estadísticos: hace un año, los precios se habían moderado significativamente, lo que hacía menos evidente ese efecto en las comparaciones interanuales actuales.
Los indicadores recientes ya apuntaban hacia este incremento. En España, el IPC armonizado, que permite la comparación con otros países de la zona euro, subió seis décimas, situándose en el 2,4%. En Francia e Italia, como en la mayoría de los países del área, la inflación aumentó unas décimas. Sin embargo, en Alemania, el índice se mantuvo estable, también en el 2,4%.
Este aumento del índice general no se ha reflejado en la inflación subyacente, que excluye componentes más volátiles como la energía, los alimentos sin procesar, el alcohol y el tabaco. Este indicador permaneció en el 2,7%, igual que el mes anterior. El análisis del IPC muestra que los servicios están siendo el sector más resistente a la baja en los precios. Aunque la energía fue el primer componente en dispararse a finales de 2021, el efecto contagio alcanzó gradualmente al resto de los sectores del índice, y los servicios, que fueron los últimos en experimentar subidas, aún se mantienen elevados, con un incremento del 3,9% en noviembre.
Los economistas del servicio de estudios del banco holandés ING señalaron que el repunte de precios en noviembre superó ligeramente sus previsiones, influido por el encarecimiento de productos básicos como alimentos y gas natural. Además, mencionaron que la significativa depreciación del euro frente al dólar está añadiendo una presión moderada sobre la inflación.
A pocos días de la próxima reunión del BCE, los expertos evitan predecir con exactitud cómo influirá este escenario en las decisiones del organismo. La presidenta Christine Lagarde ha reiterado que las decisiones del banco no siguen un plan rígido y que las políticas se ajustarán en función de los datos disponibles. A pesar del repunte reciente de la inflación, desde ING consideran que este fenómeno es transitorio y que la relajación de la política monetaria seguirá siendo la dirección a seguir.
De hecho, otros indicadores no reflejan una mayor presión de la demanda sobre los precios. En Alemania, cuyo peso económico es crucial para la zona euro, el consumo privado continúa estancado. Las previsiones de la Comisión Europea apuntan a un crecimiento económico muy limitado en el corto plazo, con una actividad general apática en la mayoría de los países. España, aunque mantiene un dinamismo económico mayor que sus vecinos, también se enfrentará a una moderación en su crecimiento a partir de 2025.