(El País, 18-03-2025) | Mercantil, civil y administrativo
Con una frase breve pero contundente, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) titula su más reciente informe sobre las perspectivas económicas globales, en el que revisa a la baja sus proyecciones de crecimiento para este año y el próximo. Además, advierte que el auge del proteccionismo está llevando a la economía mundial hacia un panorama complicado y lleno de riesgos. En este contexto, España destaca por seguir una tendencia contraria: es la economía desarrollada con mayor crecimiento proyectado, con una revisión al alza de tres décimas para este año, situándose en un 2,6%, mientras que la eurozona avanza con dificultad y por debajo de lo esperado.
El informe de la OCDE alerta sobre un debilitamiento de la economía global tras un 2024 relativamente sólido. Aumentan las tensiones comerciales y la inflación, que parecía controlada, vuelve a representar un desafío. Según el análisis publicado en marzo de 2025, el PIB mundial crecerá un 3,1% este año y disminuirá al 3% en 2026, reflejando un contexto de incertidumbre geopolítica y proteccionismo que amenaza con fragmentar el comercio internacional, especialmente tras el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos.
Estados Unidos, tras un periodo de expansión fuerte en 2024, verá ralentizada su economía con un crecimiento del 2,2% en 2025 y del 1,6% en 2026. China también seguirá una tendencia descendente, con un avance del 4,8% este año y del 4,4% el siguiente. Para el G-20, la OCDE recorta en dos décimas su previsión de crecimiento (3,1% en 2025) y en tres décimas la de la eurozona, que apenas logrará un 1% de expansión este año. En contraste, España mejora sus previsiones en tres décimas para 2025 y en una para 2026, alcanzando un 2,1%, impulsada por un mercado laboral sólido, un consumo resistente y menor exposición a la guerra comercial.
Las principales economías europeas, salvo España, han visto reducidas sus proyecciones de crecimiento. Alemania, tradicionalmente el motor económico de la región, atraviesa una crisis estructural debido a la debilidad de su sector industrial, y se mantiene como la economía con peores perspectivas. La OCDE prevé un crecimiento de solo el 0,4% para este año, tres décimas menos de lo estimado previamente, y de un 1,1% en 2026, una décima por debajo de lo previsto.
Italia tampoco logra despegar, con una previsión de crecimiento del 0,7% en 2025, dos décimas menos de lo estimado anteriormente, y un 0,9% para 2026. Francia, aunque menos afectada por los recortes, verá su economía crecer un 0,8% en 2025, una décima menos de lo proyectado en noviembre, y un 1% en 2026.
Al otro lado del Atlántico, Canadá enfrenta una de las mayores reducciones en sus previsiones, con un crecimiento ajustado al 0,7% para este año, debido a la creciente tensión comercial con Estados Unidos. Washington también verá mermado su crecimiento, con un recorte de dos décimas para 2025 (2,2%) y de hasta medio punto para 2026 (1,6%). México es uno de los países más afectados por las disputas comerciales, con una drástica reducción de 2,5 puntos en su crecimiento esperado, lo que lo llevará a una contracción del 1,3% este año y del 0,6% el próximo.
"La actividad económica ha comenzado a mostrar señales de debilitamiento en varios países", advierte la OCDE, destacando el deterioro en la confianza de consumidores y empresas, mientras que la incertidumbre sobre políticas económicas se intensifica a nivel global. Además, subraya que los recientes cambios en políticas comerciales, de mantenerse, afectarían negativamente el crecimiento económico y presionarían al alza la inflación. "La fragmentación de la economía global es una de las principales preocupaciones. Un incremento significativo de las barreras comerciales podría ralentizar aún más el crecimiento y encarecer los precios", concluye el informe.
Según la OCDE, si la guerra comercial se intensifica, el comercio global podría reducirse un 2% y la inflación aumentaría 0,4 puntos porcentuales anuales en los próximos tres años. En un escenario más moderado, con aranceles más contenidos, el crecimiento global sería ligeramente mejor y la inflación más estable.
El informe también advierte sobre el riesgo de una mayor volatilidad financiera y una posible persistencia de la inflación. Si los bancos centrales se ven obligados a endurecer sus políticas monetarias, la desaceleración económica podría ser más pronunciada. "Una inflación más alta de lo previsto llevaría a políticas monetarias más restrictivas y podría generar inestabilidad en los mercados financieros", enfatiza el organismo.
El impacto de los aranceles sobre los precios es otro factor clave. Aunque la inflación muestra una tendencia a la baja, sigue siendo superior a lo esperado. En el G-20, la inflación pasará del 3,8% en 2025 al 3,2% en 2026, lo que aún ejercerá presión sobre los bancos centrales. En España, la inflación se mantendrá en un 2,5% este año y disminuirá ligeramente al 2,1% en 2026, aunque los servicios continúan impulsando la presión inflacionaria.
"La estabilidad política reduciría la incertidumbre y facilitaría acuerdos comerciales que alivien las tensiones arancelarias. Además, reformas estructurales más ambiciosas podrían contribuir a un mayor crecimiento. Sin embargo, el aumento del gasto público en defensa, aunque podría impulsar la economía a corto plazo, generaría mayores presiones fiscales en el futuro", advierte la OCDE.
El organismo insta a los gobiernos a mantener la disciplina fiscal, evitar políticas proteccionistas y reforzar la cooperación internacional para mitigar los efectos negativos de la fragmentación económica. En un mundo donde la incertidumbre se ha convertido en la norma, alcanzar la estabilidad económica sigue siendo un desafío complejo.