(El Economista, 10-02-2025) | Laboral
El desempleo sigue siendo una de las principales preocupaciones de la economía española, a pesar de los niveles récord de ocupación. El inicio de 2025 estuvo marcado por un aumento de más de 70.000 personas en las listas de parados, lo que eclipsó un hito importante: la prestación contributiva por desempleo ha superado, de media, los 1.000 euros brutos al mes. Desde diciembre pasado, esta ayuda ha seguido aumentando y en enero alcanzó los 1.019,8 euros mensuales, según datos del Ministerio de Trabajo, que siempre reflejan un mes de retraso.
"El incremento de los salarios ha impulsado también el alza de las prestaciones contributivas", señala Marcel Jansen, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid e investigador asociado a Fedea. En enero, el número de beneficiarios de esta prestación -a la que acceden los desempleados que han cotizado al menos un año en los últimos seis- llegó a 958.000 personas, un 5,1% más que en 2024. A su vez, el gasto destinado a estas ayudas superó los 1.500 millones de euros tras crecer un 8,5% respecto al mismo mes del año anterior. Esto indica que los salarios de quienes se quedan sin empleo son ahora más altos, como consecuencia de las revisiones salariales acordadas tras la crisis inflacionaria de 2022 y los recientes incrementos del Salario Mínimo Interprofesional (SMI).
Los datos del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) revelan que en enero se registraron unas 500.000 nuevas altas en la prestación contributiva. De ellas, la mayoría (66%) correspondían a personas que reanudaban el cobro tras haber dejado de recibir la ayuda durante unos meses. Además, el 51% de los beneficiarios ingresó en el sistema en el último mes debido a la finalización de un contrato temporal, seguida de los despidos individuales y la suspensión de la relación laboral en el caso de quienes retomaron la prestación.
Sin embargo, el aumento en los últimos sueldos de los nuevos parados no es el único motivo detrás de esta evolución. Desde 2023, la prestación media ha crecido notablemente debido a la modificación del cálculo de la base reguladora (el promedio del salario cotizado en los últimos seis meses). Antes de la reforma de 2012, este porcentaje era del 60%, pero desde entonces se redujo al 50%. La última reforma, impulsada por el Ministerio de Trabajo, lo elevó al 70% durante los primeros seis meses de prestación y al 60% en el período restante, hasta un máximo de dos años.
Asimismo, el aumento de las cotizaciones derivado de la última reforma de pensiones ha elevado el presupuesto destinado a estas ayudas. De hecho, el gasto medio por beneficiario, que incluye las contribuciones a la Seguridad Social, ha crecido un 13,4%, situándose en 1.253,4 euros por persona, un incremento muy superior al 3% que ha experimentado la prestación bruta sin considerar estas cotizaciones. Además, la cobertura de la prestación se ha extendido a nuevos colectivos, como empleadas del hogar y artistas, lo que también ha influido en el incremento del gasto.
La reforma del subsidio por desempleo aprobada en 2024, que entró en vigor a finales de ese año, introdujo la posibilidad de compatibilizar la ayuda con un empleo tras un año de cobro. Esto permitirá que más personas sigan recibiendo la prestación mientras trabajan por un período determinado, en lugar de salir y volver a entrar en las listas del desempleo. En enero, el número de beneficiarios del subsidio por desempleo se redujo un 15%, mientras que los perceptores de la prestación contributiva aumentaron. No obstante, el gasto en subsidios creció un 5% y supera los 500 millones de euros mensuales. Aún es pronto para determinar una tendencia clara, ya que la reforma también ha trasladado a algunos colectivos al Ingreso Mínimo Vital (IMV), al considerar que su situación responde a problemas sociales más que a una falta de empleo.