(El País, 12-02-2025) | Mercantil, civil y administrativo
La decisión de Donald Trump de imponer un arancel del 25% al acero y al aluminio importados a Estados Unidos, afectando directamente a la Unión Europea, ya es oficial y entrará en vigor el 12 de marzo. En un contexto de incertidumbre sobre las posibles represalias europeas y la escalada de la tensión comercial, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha advertido a Washington que estas tarifas "injustificadas" provocarán una respuesta "firme y proporcional". "La UE defenderá sus intereses económicos", ha afirmado en un comunicado en el que lamenta profundamente la medida de Trump.
Este arancel supone el primer desafío de la nueva Administración estadounidense a los intereses europeos, dado que el bloque representa el 15% de las importaciones de acero de EE. UU. y el impacto recaerá especialmente sobre Alemania, la mayor economía de la UE.
El mensaje de Von der Leyen, alineado con la estrategia de esperar, analizar y luego reaccionar, llega poco antes de su encuentro en París con el vicepresidente estadounidense, J. D. Vance, en el marco de una cumbre sobre Inteligencia Artificial. Este será el primer contacto de la jefa del Ejecutivo europeo, quien mantenía una estrecha relación con el expresidente demócrata Joe Biden, con el equipo de Trump. En la reunión, Von der Leyen intentará persuadir a Vance -y, por extensión, a Trump- de que la balanza comercial entre EE. UU. y la UE no es tan desigual como sostiene Washington. Argumentará que, aunque EE. UU. compra más productos europeos de los que exporta, la UE adquiere y consume más servicios estadounidenses, lo que equilibra la relación comercial.
Como antesala a esta reunión, Vance ha lanzado en la cumbre sobre IA un mensaje a la UE respecto a su normativa tecnológica, que mantiene bajo investigación a varios gigantes tecnológicos estadounidenses, incluyendo X (antes Twitter) y su dueño, Elon Musk, quien forma parte del equipo de Trump. Washington considera que la regulación europea es demasiado restrictiva y puede frenar la innovación. En Bruselas, algunos temen que Trump utilice la defensa de sus empresas tecnológicas como moneda de cambio en la negociación para evitar una guerra comercial.
Mientras tanto, la Comisión Europea sigue analizando el impacto de los aranceles y busca vías de diálogo con Washington para evitar una escalada. Bruselas insiste en que estas tarifas son ilegales según las normas de la Organización Mundial del Comercio y ha convocado para este miércoles una reunión de ministros de Comercio para abordar el asunto.
La UE podría reaccionar rápidamente reintroduciendo aranceles a productos emblemáticos estadounidenses, como el bourbon o las motocicletas Harley-Davidson, tal como hizo en 2018, cuando Trump impuso restricciones similares durante su primer mandato. Dichos aranceles quedaron suspendidos tras la llegada de Joe Biden y el acuerdo para no aplicar gravámenes a ciertas cuotas de acero y aluminio europeo. Si Bruselas decide rescindir este acuerdo, podría establecer aranceles de hasta el 50% sobre importaciones valoradas en 4.800 millones de euros. Este pacto expira a finales de marzo.
El presidente del Consejo Europeo, António Costa, ha respaldado a Von der Leyen, afirmando que "la UE se mantendrá unida para proteger los intereses de sus empresas, trabajadores y ciudadanos". Otros líderes europeos, incluido el español Pedro Sánchez, han expresado su apoyo en la misma línea.
Desde Bruselas aseguran que la respuesta será "proporcionada", lo que sugiere que, al menos inicialmente, se limitará a represalias comerciales sin recurrir a medidas más drásticas. Sin embargo, la UE cuenta con otros mecanismos, como el reglamento anti-coerción, que le permite restringir el acceso al mercado europeo a determinados bienes o servicios, bloquear la participación de empresas extranjeras en licitaciones públicas o en proyectos financiados con fondos comunitarios. Aunque esta herramienta fue diseñada para hacer frente a presiones de China o Rusia, ahora podría aplicarse también a Estados Unidos. Algunos sectores piden que se utilice contra las grandes tecnológicas estadounidenses, que en su mayoría han apoyado a Trump.
Pese a la tensión, la Comisión Europea cree que aún hay margen para la negociación y para evitar una guerra comercial o, al menos, limitar su impacto. "Seguimos comprometidos con el diálogo constructivo", ha asegurado este martes el comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, en el Parlamento Europeo. "Estamos preparados para negociar y buscar soluciones beneficiosas para ambas partes. Hay mucho en juego", ha subrayado, reiterando que los aranceles son injustificados y económicamente perjudiciales.