(Cinco Días, 10-02-2021) | Sector

La pandemia del coronavirus ha disparado la mortalidad en España, provocado importantes retrasos en la tramitación de documentos y causado una recesión económica sin precedentes en tiempos de paz. Un cocktail que, según temen los notarios, se traducirá en un aluvión de renuncias a herencias durante 2021, que podría batir récords, ante el miedo de los beneficiarios a recibir más deudas y obligaciones tributarias que bienes en el marco de la crisis abierta por el Covid-19.

“Cuando hay crisis económicas, hay más renuncias de herencias. Y desde 2007 a 2019 han ido aumentando”, ilustra Concepción Barrio, vicedecana del Colegio Notarial de Madrid. Así, mientras que la cifra de aceptación de herencias apenas ha oscilado entre 260.000 y 320.000 al año, el número de rechazos a las mismas se ha multiplicado por cuatro en dicho periodo desde las 11.000 de 2017 a las 47.421 de 2019, según los datos del Consejo General del Notariado.

La cifra no ha parado de crecer año a año, y llegó a subir un 24% solo en 2013. “El factor decisivo es, lógicamente, el principio de sucesión universal”, explica Ignacio Gomá Lanzón, notario de Madrid, por el que “los sucesores de una persona reciben el activo y también el pasivo, es decir, sus deudas”, a las que deben hacer frente con “el patrimonio propio”. “Ello combinado con una crisis económica de la envergadura de la de 2007-2008 ha hecho que, en ocasiones, recibir herencias sea recibir deudas”, agrega. Entran en cocotal juego aquí dos factores fundamentales: las propias deudas que lega finado, habitualmente más abultadas cuanto mayor es el calado de una crisis económica, y de otra, el pago del impuesto de Sucesiones y –cuando hay inmuebles de por medio– el de la plusvalía municipal.

Una factura tributaria que el beneficiario tiene seis meses para liquidar desde el fallecimiento de quien lega y que puede resultar prohibitiva para herederos sin liquidez. “Puede ocurrir que en la herencia haya un piso de mucho valor, pero si no hay dinero líquido no puedes pagar el impuesto”, ilustra la vicedecana de Madrid que matiza que, aunque regiones como la suya aplican fuertes bonificaciones entre familiares directos, esta ventaja fiscal no se da en todos los casos ni en otras regiones.

La pandemia ha causado, además, un exceso de mortalidad de algo más de 80.000 personas entre marzo y diciembre de 2020, periodo en el que se registraron 391.400 fallecimientos, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Pese a ello, el número de renuncias a herencias se redujo un 6,4% interanual en el ejercicio, su primer descenso desde 2007. En realidad, la bajada se dio en todo tipo de documentos notariales, con caídas del 3,8% en la firma de testamentos (pese al incremento del interés por esta figura constatado en las notarías por la emergencia sanitaria) hasta los 616.561; y descensos del 7% en las aceptaciones de herencias, a 297.948.

La explicación es que “en los meses de confinamiento domiciliario estricto se priorizaron operaciones urgentes, y las que no lo eran quedaron pospuestas, unido a que las comunidades autónomas adoptaron medidas para ampliar los plazos de liquidación de impuestos, lo que permite suponer que muchos herederos han dejado para más adelante la decisión de aceptar o repudiar la herencia”, aclara Teresa Barea, decana de los notarios andaluces y portavoz nacional del ramo.

“En 2021 se va a producir un incremento de renuncias”, expone Barrio, aunque deja en el aire que la cifra bata el récord de 2019 ante la posibilidad de que un nuevo confinamiento total vuelva a paralizar las operaciones. “Este año seguramente aflore en los números ese incremento de mortalidad” de la pandemia, así como “todas las operaciones que se han pospuesto en 2020”, por lo que “si parece que en 2021 vamos a tener un importante número” de renuncias a herencias, concuerda Barea.

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