(El Economista, 16-04-2025) | Laboral
Durante los dos primeros meses de 2025, se registraron 164.778 bajas de afiliación a la Seguridad Social por despido y otras 136.423 por no superar el periodo de prueba, lo que supone una media diaria de 7.346 finalizaciones de contrato por estas dos causas en días laborables. Esta cifra representa una leve caída del 0,5% respecto al mismo periodo del año anterior, pero aún se sitúa un 57,6% por encima de los niveles de 2019. Entre los trabajadores con contratos indefinidos, el promedio alcanza los 6.160 casos diarios, lo que supone un incremento del 171% en comparación con el periodo anterior a la reforma laboral.
Según los datos de la Tesorería General de la Seguridad Social, las cifras muestran una cierta estabilización en los ceses laborales tras las subidas experimentadas desde la entrada en vigor de la reforma laboral. Sin embargo, no se observa una vuelta a los niveles previos, lo que sugiere que esta nueva dinámica de finalización de contratos ha llegado para quedarse, especialmente entre quienes llevan poco tiempo trabajando.
En concreto, los despidos diarios han descendido un 2,7% respecto a 2024, situándose en 4.017 casos, aunque en comparación con 2019 el aumento es del 82%. Por su parte, las bajas por no superar el periodo de prueba -aunque no se consideran despidos legales al no requerir indemnización ni justificación formal- siguen en aumento. En lo que va de año se registran 3.329 al día, un 2,3% más que el año pasado y un 43,8% más que en 2019.
Estos datos no solo reflejan un incremento en los ceses diarios, sino también un cambio en su naturaleza. Antes de la reforma, la mayoría de las salidas afectaban a trabajadores con contratos temporales. Ahora, son los indefinidos quienes concentran una parte significativa de estas bajas, aunque el aumento del empleo fijo no es suficiente por sí solo para explicar esta tendencia.
Para comprender esta evolución, es clave analizar cómo se produce el despido en España. En el pasado, los contratos temporales eran los más afectados, pese a representar solo una parte del total de afiliados. Esto se debía a que los contratos indefinidos eran minoritarios, por lo que había menos trabajadores en periodo de prueba, y los despidos solían centrarse en empleados con poca antigüedad y menor coste de indemnización, a menudo justificados como disciplinarios.
Con el auge de los contratos indefinidos tras la reforma, el número de despidos entre estos trabajadores se ha disparado. En 2025, la media diaria alcanza los 3.758, lo que supone una caída del 2,5% respecto al año anterior, pero un aumento del 141% en comparación con 2019. Además, más de la mitad de estos despidos (57%) son calificados como disciplinarios, lo que exime a la empresa del pago de indemnización, salvo que haya reclamación judicial.
Las bajas por no superar el periodo de prueba, por su parte, se sitúan en 2.402 casos diarios. Aunque han descendido un ligero 0,08% respecto a 2024, su aumento frente a 2019 es del 233,8%. Este fuerte crecimiento alimenta las sospechas de que algunas empresas están utilizando el periodo de prueba como una vía para emplear a trabajadores indefinidos en tareas de corta duración, evitando así los costes de un contrato temporal, como la indemnización de 12 días por año trabajado.
Aunque el periodo de prueba está limitado por ley a un máximo de seis meses, el Gobierno pretende restringir la posibilidad de que los convenios colectivos amplíen este plazo. Todo indica que la mayoría de los despidos actuales de trabajadores indefinidos se concentran en nuevas contrataciones. Esto explicaría que, a pesar del aumento de las bajas, no se produzca una destrucción neta de empleo ni una reducción significativa del paro, incluso con un número récord de afiliados que supera los 21 millones. En realidad, para batir ese récord no es necesario que los trabajadores se mantengan en sus puestos, sino que haya más entradas al sistema que salidas. Aunque sea a costa de empleos "indefinidos de usar y tirar".